Capítulo 4.3. Las premisas dramáticas: símbolos de conflicto

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Símbolos de conflicto

Esta premisa sirve a lo largo de toda la historia, pero con pinceladas. Nos ayuda para volver a encontrar la dirección del camino correcto, pero no de forma totalmente precisa, aunque no nos abandona nunca, como hace la paradoja.

Se oponen dos ideas potentes, encarnadas en dos personajes enfrentados

Aquí tenemos la relación protagonista y antagonista, que a fin de cuentas, es el motor que mueve la trama principal y motiva a las subtramas. Es por tanto, el antagonista, un recurso más del que echar mano para hacer a nuestro personaje más virtuoso, más humano o más despreciable, quién sabe; todo depende de la perspectiva.

¿Nunca os han dicho que la calidad del protagonista es equivalente a la del villano? ¿Por qué Batman mola tanto? Porque sus villanos, en especial el Joker le exigen un nivel determinado. ¿Por qué Gotham está teniendo tanto éxito? No es solo por Gordon.

 ¿Por qué Gotham está teniendo tanto éxito? No es solo por Gordon

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Ejemplo

¿Conocéis la película de Bichos? Es preciosa, ¿sabíais que es una copia de Los siete samuráis de Akira Kurosawa?

Probablemente, un porcentaje bajísimo de los que lean esto conozca esta película japonesa. Y de esos, muy pocos la disfruten, en primer lugar porque dura cuatro horas—si sois valientes y os atrevéis, os puedo asegurar que al final, te engancha más que cualquier sitcom mediocre actual—. En cambio, casi el 90% adoran Bichos.

Si analizáis la historia, es la misma.

El protagonista de Los siete samuráis es un campesino que está harto de que lleguen los bandoleros a robarles la comida del pueblo. Se niega a suicidarse, ni a morirse de hambre, así que acude a la ciudad en busca de samuráis que le ayuden—recordad que los samuráis eran mercenarios por norma general y el pueblo llano les consideraban abusones arrogantes—. Por supuesto, no encuentra a nadie más que a uno viejo y altruista.

Tras unos cuantos, bastantes, minutos de metraje, el protagonista vuelve al pueblo con siete samuráis, cada cual más curioso e inútil, pero fingen que son respetables y diestrísimos en la lucha. Al final, se las ingenian para repeler el nuevo ataque de los bandidos.

Os acabo de contar la historia de Bichos literalmente.

¿Diferencia? En la idea, desde luego no. Y no me malinterpretéis porque adoro esa película de Pixar nivel tener un peluche en mi cama del protagonista. Pero hay cosas objetivas que uno tiene que analizar para aprender a contar historias.

¿Por qué le funcionó en su momento a Kurosawa la idea y por qué Pixar decidió "homenajearla" o "reinventarla"? ¿Por qué la pueden disfrutar hasta los adultos? Porque incluyen símbolos de conflictos universales que entienden todos.

La ley contra el revólver, la fuerza contra la justicia.

Los bichos y los samuráis son la justicia, los saltamontes y los bandoleros son la fuerza.

El arte de contar historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora