Estamos sudando ya. Llevamos tres cuartas partes de la historia escrita y nos queda el último empujón si no hemos muerto por el camino o lo hemos mandado todo a la mierda, pensando en que mejor nos hacemos fontaneros. O médicos. O nos vamos a una esquina a llorar. Lo normal.
Si somos de los pocos afortunados que consiguen llegar mejor o peor a la última parte de la obra, tendremos que enfrentarnos al boss final y cuidado, porque es del tipo mosquito muerto; piensas: "bah, ya sé cómo acaba todo, me pongo a escribirlo y coloco el último punto y final", que es lo que más estamos deseando.
Pues...No.
Escribir un buen final es más bien como ir directos hacia Eredin e intentar no morir calcinado.
El desenlace es como el típico profesor que va de colega y buen rollito, que te hace pensar que te quiere y luego disfruta con sadismo haciendo el examen más difícil que has visto en tu vida. Eso sí, cuando da las notas te anima para que en la recuperación lo hagas mejor.
Esos somos nosotros caminando felices hacia el cierre de nuestra historia.
El desenlace es el resultado de lo mucho o poco que hemos trabajo el planteamiento y el nudo. Si hemos hecho las cosas bien, tendremos un buen final. Si hay lagunas o errores, se verán aumentados con microscopio aquí y dejará una mala sensación en el lector, que aunque no sepa argumentar exactamente porque no le termina de convencer, sí tendrá una intuición.
Debemos echar mano de la creatividad, de la poca que nos queda a estas alturas, porque a medida que vamos avanzando en la historia, el grifo que nos proporciona nuevos recursos e ideas para hacer buena nuestra obra se va secando, hasta que no pueda darnos más y debamos que arreglarnos con lo que tenemos.
Aquí no se pueden fabricar más piezas. Hay que sorprender con lo que tenemos.
Recordemos que el segundo punto de giro es una peripecia estructural que nos lleva de un salto al tercer acto; empuja a los personajes hacia el clímax. Aquí la tensión es muy importante, porque ese segundo punto de giro tiene que provocar un aumento de la tensión dramática. Da igual que esté por los suelos o por las nubes, lo que importa es que suba, hasta alcanzar el clímax, donde explota.
Ese salto termina en lo que se llama la resolución, que está formado por el clímax y el anticlímax, hasta el final, NO CONFUNDIR con epílogo.
En el clímax, el personaje cierra la cuestión dramática. El protagonista ya ha conseguido (o no) lo que ha estado buscando y no tiene sentido que se continúe con la historia, porque ya no hay nada interesante que contar. Inserten aquí las batallas épicas, emocionales y físicas.
Con el anticlímax llega la calma tras la tempestad. No es el cierre, es la destensión. Todo baja una vez que ha reventado. El cierre es un coleo que remata la historia y no la amplía porque no se puede terminar de forma abrupta.
Parece poca cosa y que el trabajo ya está hecho pero no os confiéis. Si vuestro final es mediocre o tiene incongruencias por todas partes es porque el error viene de antes y tenéis que repasar lo que lleváis escrito. Tened cuidado con pensar que está perfecto porque a vosotros os parece que está perfecto.
Muchas veces, usamos deus ex machina para salir de un atolladero y pensamos que lo hemos librado genial, cuando en realidad es una cagada monumental y nos estamos engañando a nosotros mismos porque le tenemos cariño a nuestro bicho.
¿A quién no le ha ofendido que alguien de fuera venga y le diga que su perro, su gato, su cobaya, su pez, su gallina, su escarabajo es horrible? Nos enfadamos y planeamos su asesinato en silencio porque pensamos que nuestro bebé es precioso pero no nos engañemos. Es porque lo queremos, en realidad sí que lo es. Si nos lo dicen es por algo, los de fuera son objetivos.
Aplicad esto a vuestras historias. Si alguien os dice que el bicho es feo y está mal formado es que es feo y está mal formado (con argumentos, se entiende). Nuestro amor de madres y padres nos ciega y sabemos que es doloroso borrar y reescribir cuando pensamos en la cantidad de horas que llevamos tecleando pero vamos a ver, ¿no es ese el oficio del escritor?
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El arte de contar historias
Não FicçãoTanto si quieres aprender a escribir desde cero, como dar el paso de historias planas a unas mucho más profundas y maduras que poder considerar de calidad o simplemente, descubrir si había cosas que desconocías, te invitamos a que leas y hables con...