¿Por qué no final? Porque a menos que seamos unos desalmados, hijos perdidos de George R. R. Martin, nunca hay un final para nuestros personajes si no se mueren. Siendo menos radicales, si nuestras obras van a tener una secuela, la última página del primer libro cerrará el desenlace, no el final.
Todas las historias pueden volver a abrirse y si no, que se lo digan a Las chicas Gilmore, por lo tanto, lo que debemos conseguir es cerrar la historia que contamos de esos personajes que pueden tener otras historias más adelante o a la par. Le tenemos que dar un desenlace al aspecto en el que nos hemos centrado, que quede un buen sabor de boca.
Teniendo en cuenta lo que hemos hablado en la entrada anterior sobre la estructura del desenlace, que parece simple pero es tramposa, podemos echar mano de algunos consejos que nos ayuden.
1-El final-espectáculo
Truffaut fue un director de cine y un crítico francés perteneciente a la corriente artística que se llamaba Nouvelle vague. Sus películas han pasado a la historia pero otra de las cosas por las que se conoce fue porque publicó un libro con una entrevista exclusiva a Alfred Hitchcock, quien destacaba en el mundo del cine por los guiones de sus películas (escritos por su mujer, pero vamos a correr un tupido velo a este detallito por ahora).
Durante todas esas entrevistas, divagaron juntos sobre el arte de contar historias y eso terminó por llevar al autor a la conclusión de que había que reservar la peripecia más poderosa al final para asegurarnos que el clímax tendrá el pico de tensión más alto.
Es decir, que si empezamos con una pelea, hay que terminar con algo más grave que esa pelea.
Ahí tenéis The Dark Knight Rises. Bane es el tercer villano de la trilogía. Es un tipo duro que cree en la anarquía y por tanto, tiene que demostrar que es fuerte y terrorífico. A los guionistas se les ocurrió que podría hacer un secuestro en pleno vuelo, destrozar el avión y salir vivo para contarlo. Ya nos queda claro qué tipo de persona es Bane.
El problema que se les planteaba en este caso es que el clímax tendría que ser mucho más fuerte que un secuestro en un avión. Pues pusieron Gotham patas arriba pero a lo bestia. Final-espectáculo.
Ahora, pensad en todas las películas de Indiana Jones. ¿Los finales son más fuertes que los principios de la historia? Ya hemos hablado de esto antes.
Hay que respetar la curva de ascenso de la tensión dramática, sumando elementos que vayan alzándola hasta encontrar el último punto.
2-Condensación temporal
El tiempo es todo lo real posible, sin dilataciones. Con esto, se consigue imprimir más tensión dramática porque nos da sensación de urgencia. Se suele conseguir con frases cortas, eliminar todo tipo de distracciones, yendo a lo importante, las acciones y reflexiones justas para entender lo que queremos transmitir.
3-Cuenta atrás
Además de tener un objetivo dramático, el protagonista también tiene un límite de tiempo para conseguirlo.
4-Carrera de obstáculos
No es lo mismo que un solo obstáculo. Aquí hay problemas por todas partes, muy juntos unos de otros. Se consigue el dramatismo creando dificultades desde el segundo punto de giro que explotan en el clímax. Se pueden utilizar todas las peripecias opcionales que se quieran, bien imbricadas las unas en las otras, eso sí.
5-Contrapunto de acciones
Dos tramas convergentes, se usan dos líneas de acción paralelas, diferentes y cercanas en el tiempo para que se encuentren al final. En una película es un recurso muy fácil, porque basta con mostrar un montaje en paralelo, como en El silencio de los corderos, por ejemplo. Sin embargo, en un libro tiene un poco más de complejidad.
No es momento de hablar de ello pero hay que tener cuidado con el cambio de narrador y de escena. No es lo mismo incluir dos líneas de acción si se narra en tercera persona omnisciente, en tercera persona subjetiva o en primera persona subjetiva. Es un recurso que hay que usar con cabeza.
Podríamos dedicarle una entrada solo a esto, así que por el momento, quedaos con que si lo elegís, no hagáis cambios bruscos.
6-Cliffhanger
Uno de los más populares. Dejar una situación crítica, pensando que ese va a ser el clímax y después, revelando que no, que solo era un punto más de acción y que la historia continúa. Cervantes ya lo usaba en su época. De hecho, terminó el capítulo ocho de El Quijote con uno.
7-Plot Twist final
Cuando parece que ya todo se ha solucionado, ocurre algo con lo que nadie contaba. Puede ser para dejar un desenlace abierto o continuar con una secuela. Este segundo caso es el más común, pero no olvidemos los finales de Christopher Nolan.
¿Quién cree que Leonardo DiCaprio está loco en Shutter Island? ¿La peonza de Origen gira o no gira?
Para quien tenga la duda, ni siquiera Scorsese lo sabe. Solo quería dejar la duda sembrada. Aquí tenéis a Murakami, si queréis un ejemplo más "literario".
8-Evitar los deus ex machina
No podía faltar, lo sentimos. Es un básico de la vida porque es lo más fácil de hacer cuando no sabemos o no tenemos ganas. No vamos a repetir lo ya dicho, eso sí.
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El arte de contar historias
Não FicçãoTanto si quieres aprender a escribir desde cero, como dar el paso de historias planas a unas mucho más profundas y maduras que poder considerar de calidad o simplemente, descubrir si había cosas que desconocías, te invitamos a que leas y hables con...