Tanto si quieres aprender a escribir desde cero, como dar el paso de historias planas a unas mucho más profundas y maduras que poder considerar de calidad o simplemente, descubrir si había cosas que desconocías, te invitamos a que leas y hables con...
Esta es muy fácil, porque solo hay tres, ni más ni menos. El resto, aunque lo parezcan, no son subtramas.
1-Trama de amistad
¿Qué decir de esto? Aquí tenemos a Sam Sagaz y a Bolsón.
2-Trama de amor
Universal, no hay mucho que explicar, raro es encontrar historias que no tengan subtramas de amor, aunque sean irrelevantes.
3-Trama de aprendizaje
Y aquí tenemos al señor Kenobi junto al joven Skywalker. Una trama que si bien parece que no es tan atractiva como las demás, dará mucho juego en lo que se llaman "las 12 etapas del viaje del héroe", de lo que ya hablaremos cuando le llegue el momento.
Las tramas se pueden combinar y transformar.
¿Cuántas historias conocéis que empiezan en una trama de amistad y terminan en una de amor? Es de la más común pero no la única, dichas combinaciones son limitadas pero suficientes.
¿Para qué nos sirve conseguir unas subtramas de calidad?
Para conseguir algo con lo que nos solemos romper la cabeza muchísimo: dotar de vida y realismo a los personajes. Cuando los protagonistas de nuestras historias experimentan cambios suscitan mucho más interés que los personajes planos.
¿Quiere decir esto que no pueden existir los personajes planos?
Pues no. A veces, los personajes planos son nuestra mejor arma para evitar los Deus ex machina, porque funcionan de catalizador.
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Ahí tenemos a Sam Sagaz, ¿cambia en algún momento, traiciona a su amigo, abandona? Al contrario. Tolkien le regaló esa escena tan bonita en la que él carga con el peso del Anillo para devolverle a Frodo la determinación que le faltaba. Parémonos un momento en esa escena:
Frodo es el protagonista, y por tanto, debe ser redondo, tener claroscuros, parecernos atractivo. Por eso, él sí experimenta cambios de mentalidad que conllevan modificaciones en su forma de actuar. Y ahí está el momento en el que piensa que no puede más, que no logrará destruir el Anillo. Hay una transición.
En cambio, Sam no. Porque Sam es el pilar que le devuelve las fuerzas a Frodo. Usando su fuerte lealtad, convence a su compañero para que vuelva a intentarlo. Si Sam hubiera cambiado, no habría ningún motivo lo suficientemente fuerte como para que nos creamos que de repente, a Frodo le entró la motivación. Sam es un personaje plano, bonito pero plano y necesario.
Y con esto, os acabo de dar la clave para explicar la muerte de cierto personaje en la última temporada de The Walking Dead que ha traído la discordia a la serie.
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¿Y qué hay de la trama que tiene el protagonista con el antagonista? Ni es amor, ni es amistad, ni es aprendizaje.
Y razón no os falta. Pero no es una subtrama, es un recurso dramático que veremos más adelante cuyo nombre es confrontación.
Aunque si te ves con fuerzas, puedes combinarlo para crear personajes sobresalientes: ahí tenéis a Hannibal Lecter.
Por último, solo nos queda deciros que todo esto ayuda a crear lo que se llama el arco de transformación de los personajes. Su historia anterior, exteriorizadas en forma de agniciones, que no dejan de ser una selección de los momentos importantes en los que se muestra cómo va cambiando el personaje.
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¿Por qué es importante?
Porque sabiendo la ruta que lleva ese arco de transformación, sabemos qué escenas son relevantes en la historia para mostrarle su historia personal al lector y eso evita que creemos escenas de relleno innecesarias, que es una de las peores cosas que se pueden hacer.
