El final de la primera parte se acerca, pero antes de terminar vamos a hablar de lo que prometimos en la introducción: el esqueleto. Ya era hora, ¿verdad? Puede que sí, pero necesitamos conocer todos los elementos anteriores para poder crear una buena estructura, porque sin ellos los huesos de nuestra obra no serían fuertes.
Cuando estamos escribiendo una historia, estamos utilizando la ficción. Antes de seguir con la explicación quiero detenerme en algo que he detectado que a la gente no le suele quedar claro:
Aunque la historia que contemos sea real o un relato periodístico que concuerda con el género de la no ficción, sigue estando sujeto a una estructura. Aquí nada va por libre. NADA. Que no se utilicen elementos ficticios para contar una historia no quiere decir que dichos elementos no tengan que colocarse de una manera determinada para seguir con el orden lógico. Lo único que las diferencia es que, a veces, dichos elementos son inventados y otras provienen de la vida real y no necesitamos usar la imaginación.
Cuando un periodista está escribiendo una noticia tiene que seguir unas reglas básicas de contenido, que en la mayor parte de los casos es piramidal. En el primer párrafo intenta resumir el qué, el quién, el cuándo y el dónde, y el por qué y el cómo si es relevante para que el lector se entere de lo esencial en caso de que no quiera seguir leyendo. Después, se va diseminando la información de lo más importante a lo que menos. Parece lógico, ¿verdad?
El periodismo es un género literario, así que si el periodismo tiene unas estructuras concretas, por qué no van a tenerlo las historias tanto de ficción como de no ficción.
Cuando un niño pequeño intenta contarle algo a otra persona, muchas veces se lía porque salta de una cosa a otra, porque no controla el tiempo ni las localizaciones. Es muy difícil que siga el relato de forma lineal y a los adultos les cuesta entenderlos. Eso es porque los niños aún no han vivido suficiente en sociedad como para interiorizar cómo se deben contar las cosas.
Personas más adultas sí saben que deben empezar por el principio, hablar sobre el conflicto y, después, desvelar cómo se solucionó. Es algo intuitivo y no se necesita estudiar demasiado para lograrlo. Pero cuando cruzamos la línea hacia el arte de la literatura, las cosas se complican más, la exigencia es mucho más madura y aunque a veces lo hagamos sin ser conscientes por la cantidad de historias que consumimos al día, hay que seguir cierto orden lógico.
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El arte de contar historias
No FicciónTanto si quieres aprender a escribir desde cero, como dar el paso de historias planas a unas mucho más profundas y maduras que poder considerar de calidad o simplemente, descubrir si había cosas que desconocías, te invitamos a que leas y hables con...