Antes de seguir leyendo, quiero haceros una pregunta que me gustaría que respondáis para vosotros mismos sin hacer trampa.
¿Qué es una idea?
Pensad durante unos segundos con detenimiento. Probad a escribir en los comentarios lo que os ha salido antes de continuar, para que así cuando acabéis este capítulo, os déis cuenta de que ya estáis un pasito más cerca de adquirir la costumbre de crear arte en una página en blanco.
Según la RAE, esta palabra tiene nada más y nada menos que once acepciones.
La cuarta de ellas dice: "plan y disposición que se ordena en la imaginación para la formación de una obra", mientras que la quinta lo resume en: "intención de hacer algo" y la séptima como el "ingenio para disponer, inventar y trazar una cosa".
De ingenio, intenciones y disposiciones los escritores solemos ir sobrados, ¿o no? ¿Pero sabéis lo que nos suele pasar? Que tendemos a olvidar lo más importante, que es el plan, porque sin un plan, no hay esqueleto y sin un esqueleto, las tripas y las ropas se sostienen en la nada, lo que es, básicamente, imposible.
Es la idea, entonces, la parte más importante de la historia, por supuesto, y para serlo tanto, nos olvidamos mucho de ella, ¿por qué? Porque creemos que una idea es algo tan romántico como un chispazo de inspiración divina al estilo Vivaldi, que cuando tenía uno de esos, dejaba colgada a la gente en misa y se largaba a componer.
¿Cuántos habéis pensado en la idea como Vivaldi?
Lamento aguaros la fiesta pero es algo mucho más tedioso y largo que ese haz de luz que se abre en el cielo. No va a venir a hablarnos ninguna zarza, lo siento. Si queremos algo original, digno del tiempo de los demás, vamos a tener que aprender lo que es una idea y que sin ella, no puede ir uno al campo de batalla, porque la hoja en blanco nos dejará inconscientes más rápido que lo que tardó Tyrion en librarse de la Batalla de Aguasnegras.
La idea es el resumen de una historia completa con un planteamiento, un nudo y un desenlace. Teóricamente—y digo teórica, porque muchos no lo respetamos al 100%—, no existe la idea si no sabemos cómo va a empezar y a terminar.
Ejemplo práctico:
¿Qué NO es una idea?
Decidir que vamos a hacer una novela sobre la vida de un músico
¿Qué SÍ es una idea?
Decidir que vamos a hacer una novela sobre cómo un músico fracasado pasa de vivir en el metro de Londres a ser el mejor amigo de Taylor Swift.
Ya sabemos que el protagonista será el músico, pero que además, su punto de partida será un momento en el que es una persona desconocida y sin recursos económicos, que terminará convirtiéndose en alguien exitoso, feliz y famoso y que por el medio tenemos que añadir todas las cosas que le hicieron llegar hasta ese punto.
Por supuesto, todo esto puede venir de una brizna de lucidez en medio de una misa. Solo hay que tirar del hilo, pero no conformarnos con saber quién es el protagonista, qué objetivo tiene o cómo termina la historia. Sigue tirando, porque hay muchas cosas en las que pensar.
En cuestión de segundos, ya tenemos las primeras líneas de la historia, porque ya hemos delimitado cuál es su principio y cuál es su final en el vasto mundo de la hoja en blanco. Escritor 1-Hoja en blanco 0.
¿Y qué diferencia hay entonces entre la idea y la estructura si las dos tienen planteamiento, nudo y desenlace?
Seguro que a más de uno le ha salido esta pregunta, es normal. Y tenéis razón.
Existen dos diferencias:
1-La idea es algo esquematizado y básico, solo hay pinceladas. Sabemos la dirección que debemos tomar, pero no qué camino concreto. La estructura, por el contrario, es un mapa detallado que cuando nos sentemos a escribir, debemos tener a nuestro lado en todo momento para seguir sus indicaciones y llegar a la meta.
No quiero adelantarme, pero lo que solemos pensar que es la estructura no es más que la idea. Hablaremos de ello más adelante pero dicha estructura es mucho más qué delimitar cuándo empieza y cuándo acaba nuestra historia.
2-La idea depende del tema y la trama. Además, es un ser muy ambiguo y mutable. Podemos empezar pensando que vamos a terminar la historia de una manera, pero a medida que vamos añadiendo ingredientes a la mezcla, la base puede cambiar. La estructura, no. Es algo fijo, tiene que ser un molde creado por nosotros sobre el que vamos a volcar todas las tripas, una vez que está cerrado y soldado, no hay vuelta de hoja.
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El arte de contar historias
No FicciónTanto si quieres aprender a escribir desde cero, como dar el paso de historias planas a unas mucho más profundas y maduras que poder considerar de calidad o simplemente, descubrir si había cosas que desconocías, te invitamos a que leas y hables con...