AITHNE
Hoy Liadan ha vuelto a venir alterada a casa, y estoy angustiada. Hace días que se comporta de una forma extraña. Parece contenta, incluso exaltada, pero se sobresalta por todo y tengo la sensación de que nos oculta cosas a todos. Me preocupa que ese chico, Alar, no sea una buena influencia, que tome drogas o algo parecido y esté tentando a Liadan, así que le he pedido a Keir información sobre él. No estudia su misma carrera, pero seguro que puede averiguar alguna cosa si van a la misma universidad.
Quizás no estoy siendo todo lo buena amiga que debería. Liadan no tiene a mucha gente aquí y yo me paso todas las tardes hablando por teléfono con Brian. No sé lo que sucede en la biblioteca cuando Lia se queda sola allí, con la única compañía de ese universitario desconocido que puede aprovecharse de la insaciable curiosidad de Lia. Pero reconozco que yo tampoco estoy bien, pues mis antiguas alucinaciones vuelven en el instituto y no quiero dejarme llevar por ellas otra vez. No cuando ya estaba bien.
Como siempre, al llegar a casa Liadan me ha preguntado por Brian, pero ahora parece concentrarse mucho más en las anécdotas de mi vida de pareja. Como si quisiera aprender algo de ella. La miro, mientras ella se tumba en mi alfombra para que reanudemos el trabajo de historia. Hoy parece más pensativa y nerviosa que habitualmente, incluso asustada, y su mirada se pierde en el fuego de la chimenea. Como si sus propias ideas la hicieran llegar a conclusiones extrañas. Me recuerda a mí cuando... cuando estuve mal. Al día siguiente, para estar segura de que no soy yo que tengo un brote psicótico de nuevo, les pregunto a algunos compañeros si notan diferente a Liadan. Evan no tarda en comentarme que está así desde que visita la biblioteca ese universitario misterioso. Así que no soy la única que lo he notado.
Liadan vuelve a ser la persona que llega más feliz al instituto. Y me pone nerviosa no entender el porqué. No puedo evitar retorcerme las manos al fijarme en ella, en su comportamiento. Mira a su alrededor constantemente como si buscara a alguien y, a veces, cuando cree que no la miro, la descubro sonriendo al aire, o fijando la mirada en la nada como si allí hubiera algo que sólo ella puede ver.
—Liadan —le digo cogiéndola de la mano al llegar la última clase de la tarde—. ¿Quieres que hoy me quede contigo en la biblioteca? Siento no haberte acompañado nunca todas esas horas que pasas sola.
—¡No! —exclama Liadan, luego sonríe—. Además, no estaré sola. Hoy vendrá Alar también. Últimamente le veo más triste, y me gustaría saber por qué.
—Bueno —acepto, aunque mis nervios van en aumento—. De todas formas, le diré a mi primo que pase a verte un día. Prometió venir a explicarte no sé qué, ¿verdad?
—Ah, sí, pero no te preocupes. Keir puede explicármelo cualquier otro día, no hace falta que pierda el tiempo viniendo hasta aquí.
—Vale.
Le doy un beso de despedida y la veo marchar feliz. Me he quedado sola en el castillo y me doy prisa a salir de aquí. De pronto siento frío. Abajo, en el recibidor, se está mejor. Cuando veo a James en su despachito tengo una idea, creo que hago lo mejor para Liadan.
—Buenas tardes, señorita McWyatt —me dice James saliendo solícito cuando me ve.
—James..., ¿puedo hacerle una pregunta? —El conserje me mira con amabilidad—. ¿Qué opinión le merece ese universitario que viene aquí a estudiar por las tardes? Es que pasa muchas horas con Liadan y...
—Aquí no viene nadie, señorita —me dice—. Le aseguro que la señorita Montblaench está a salvo allí arriba, porque nadie pasa por aquí para ir a la biblioteca.
«Oh, no. Liadan.» Me sujeto al mostrador porque de pronto me siento desfallecer. Saco el móvil del bolsillo angustiada, tengo que llamar a Keir.
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TAIHBSE
Teen FictionPrimero que nada, debo decir que esta historia no me pertenece a mí, sino que su autora, es la escritora Carolina Lozano. **************************************************************************** En Escocia abundan los fantasmas y muchos escocese...