AITHNE
Me cuesta concentrarme para estudiar. Ahora que hacemos jornada intensiva por las mañanas para poder preparar los exámenes, me quedo con Liadan en la biblioteca desde las tres hasta las seis, cuando me voy a casa para llamar a Brian. Pero aprovecho poco el tiempo. Me cuesta concentrarme en la historia de la literatura después de descubrir que existen los muertos conscientes, que mi mejor amiga se ha enamorado de uno de ellos, que yo misma casi me convertí en uno. Y que le oculto todo esto a Brian.
Miro las tres paredes que me rodean. Me he sentado en un cubículo de estudio individual para tratar de concentrarme, pero incluso así me cuesta. Aquí tan sólo se oye el rasgueo de los bolígrafos de mis compañeros, diseminados por otros cubículos, y sus esporádicos suspiros. Ojalá suspirara yo por lo mismo que ellos, ojalá tan sólo tuviera que preocuparme de mis estudios.
De pronto siento un suave peso cálido sobre el hombro derecho, y me quedo helada. No hay nadie detrás de mí, pero una mano invisible sigue sujetándome. La presión es suficiente para impedirme levantarme y salir huyendo, así que trato de mantener la calma.
—¿Álastair? —susurro.
—Sí —oigo a duras penas y algo más que no puedo entender, y así se lo hago saber.
Me quedo parada, sintiéndome desfallecer, mientras miro cómo mi lápiz se levanta de la mesa y busca un trozo de papel vacío. Nunca he estado con Alar sin que Lia estuviera conmigo para protegerme. Con manos temblorosas, cojo una hoja en blanco y la pongo sobre las otras para que pueda escribir.
«Soy Alar», escribe enseguida el bolígrafo sobre la hoja, con una caligrafía extraña, completamente anacrónica. «No tengas miedo, pero he de hablar contigo.»
—Está bien —digo.
—Habla por teléfono fuera de la biblioteca —me pide una voz procedente de algún otro cubículo.
El lápiz vuelve a ponerse en movimiento. «Alguien está siguiendo a Liadan. Uno de los tuyos.»
Cojo un bolígrafo para responderle en el mismo papel. Por un momento he sentido un estremecimiento cálido en la muñeca, como si atravesara una cortina de agua templada. «Acabas de atravesarme el brazo», me escribe Alar, «¿Lo has notado?» Asiento con la cabeza, con una ligera emoción. Ha sido extraño, pero muy real. «¿Quién está siguiendo a Liadan?», le pregunto escribiendo a mi vez. «No lo sabemos, Jonathan lo vio seguirla por la noche y anotar cosas», me contesta.
—Oh, no —murmuro, y alguien me chista para que guarde silencio.
«Podría ser cosa del doctor Fithmann, mi psiquiatra. Hacía seguir a sus pacientes para comprobar cuál era su comportamiento cuando nadie los veía.» Si yo no he dicho nada, ha tenido que ser Keir, aunque esto no lo escribo. «¿Qué hacemos?», le pregunto a Alar. «No lo sé», me contesta. «De momento actúa con normalidad. No le digas nada a Liadan, si sabe que la siguen parecerá paranoica de verdad. Debemos intentar que deje de hacer cosas extrañas, convéncela de que no venga mañana.»
Asiento con la cabeza, aunque estoy preocupada. «Ya hablaremos, adiós, Aithne.»
Y me quedo sola, o eso creo. Es imposible saber si Alar sigue aquí o no, pero no oigo nada de nada, ningún eco. Muevo las manos por encima del espacio vacío de mi escritorio.
—Adiós —murmuro.
Y vuelvo a tener esaextraña sensación de angustia a la que ahora se une un deseo irracional dedejar de tener secretos, con Brian y ahora también con Liadan.
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TAIHBSE
Teen FictionPrimero que nada, debo decir que esta historia no me pertenece a mí, sino que su autora, es la escritora Carolina Lozano. **************************************************************************** En Escocia abundan los fantasmas y muchos escocese...