Parte V - Mesana

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En el puerto de Mesana (1), donde habían parado al llegar a Sikelia, llegó a oídos de Saga la existencia de un reconocido adivino, de esos que ven los presagios en las vísceras de los animales y pensó que sería buena idea visitarlo y conocer los augurios que les esperaban para el resto del viaje.

Para los gemelos no fue difícil dar con la vivienda del adivino, era la que estaba un poco alejada del resto, rodeada de rosas... flores bastante particulares para tratarse de alguien cuyo oficio es prácticamente la muerte.

Golpearon la puerta y aguardaron hasta que una cabellera rubia asomó por el mínimo espacio que dejó la puerta entreabierta. Saga se quedó con las palabras en la boca cuando la madera volvió a cerrarse intempestivamente en sus narices. A punto estuvo de golpear otra vez, furioso, cuando se escuchó un murmullo de voces y el rechinar de los goznes que les franqueaban el paso hacia el interior.

El mismo joven de cabellos rubios y mirada altanera que les abrió la puerta, los esperaba apenas hubieron atravesado el umbral. Por sus vestimentas se notaba que era un simple esclavo y por sus facciones de exótica belleza, era fácil suponer que no era de la zona, pero toda su persona destilaba un dejo de arrogancia que era imposible pasar por alto y que hacía que la gente tendiera a rechazarlo.

Aún furioso, a Saga le faltó muy poco para abofetear al esclavo, pero Kanon le tomó el brazo y con la mirada le dio a entender que era mejor recordar donde se encontraban y no hacer enojar al adivino. Después de todo la idea de visitarlo había sido suya.

El muchacho los guió hasta el patio interior de la vivienda y luego desapareció sigiloso en una de las tantas habitaciones.

-Sean bienvenidos, Dioscuros – dijo la voz del adivino desde dentro de la capucha que cubría parcialmente su rostro, pero que dejaba ver la piel blanca de sus brazos y un par de fantasmagóricos ojos rojos, cuando la luz del sol golpeó sobre ellos en el patio interior de la casa, acompañados de una sonrisa ladina.

Era la segunda vez en poco tiempo que recibían tal nombre y Saga supuso que no podía ser coincidencia. Advirtió la misma reacción en su hermano y como se tensaba todo su cuerpo: el tampoco se sentía cómodo en la presencia del extraño hombre.

Corrían muchos rumores acerca del porqué del peculiar aspecto del adivino albino que recibía a los gemelos: algunos decían que no podía ser otra cosa que una cruza entre algún espíritu maligno surgido de lo profundo del Averno y una desdichada ninfa de los bosques; otros decían que su madre había sido castigada por enojar a los dioses y había parido un engendro; los más extremos decían que el adivino mismo era Achlys, la personificación del espíritu de la muerte, de la tristeza y la miseria; los más racionales en cambio optaban por dejarlo en paz... Es que a decir verdad nadie sabía muy bien de dónde había llegado el adivino. Simplemente lo había hecho.

Obviamente él nunca diría que su padre era de origen griego, jonio (2), más precisamente de la ciudad de Calcis (3), en la isla de Eubea (4); que luego emigró a la Magna Grecia, a la ciudad de Cumas (5), en el límite con Etruria (6) y que ahí conoció a su madre, una etrusca; que cuando ella quedó embarazada viajaron por la costa del mar Tirreno hasta la ciudad de Regio y luego cruzaron el estrecho hacia la isla de Sicilia; que él había nacido al poco tiempo de llegar y que su padre al descubrir que su hijo era albino lo consideró de mal agüero y hubiera preferido abandonarlo, pero su madre se negó porque pensaba que era una bendición de los dioses y permanecieron alejados de la ciudad; que la mujer le enseño el arte adivinatoria de la aruspicina (7); que la familia entera naufragó cuando cruzaban de vuelta a la Magna Grecia y que solo él se salvó y fue devuelto por las olas a la orilla.

Su apariencia causó gran revuelo entre la gente de Mesana que al principio lo relegó de la vida social de la ciudad, salvo por aquellos supersticiosos que lo interpretaron como un mensaje de los dioses.

Apártate del solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora