Capítulo 5

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Tras no pegar ojo en toda la noche por pensar en el concierto que tenía esa noche, Fernando salía al balcón del hotel en que se hospedaba a fumarse un cigarrillo.

Mientras que se lo fumaba lentamente, se preguntó si Taylor iría a ese concierto de esa misma noche. Llevaba un año esperando esa única oportunidad para ir a Nueva York y no quería desaprovecharla para pasarlo con ella.

Tiro el cigarrillo en breve y volvió dentro para ducharse. Ya que había quedado con el grupo para ensayar. Algo que era muy habitual en la banda en un concierto.

George se levantó a la misma hora de siempre para ir a trabajar.

Recordó que su hija no había dormido en casa por asuntos de trabajo.

Bajó a desayunar como era muy habitual en él y desayunó mientras que leía el periódico local.

Después de terminar de desayunar, cogió su maletín y su chaqueta, y se marchó a la empresa.

Él ordenó los desayunos como siempre. Aunque esa vez fueron dos. Ya que tenía visita.

James fue al despacho y estando allí, miro la carpeta de las ideas de la publicidad. Y pienso que los riesgos que corría podrían llevarle a él y a su empresa a la quiebra.

Fue después de media hora al guardarropa donde guardaba sus cosas y las de sus visitas.

Ahí, vio el bolso de trabajo de Taylor. Fue esta a él y lo abrió. Entonces vio unas entradas de un grupo que no le resultaba familiar. Las puso en su sitio. Dejando el bolso de Taylor tal y como estaba.

Cogió algo de ropa. Una prenda que guardaba bajo un cajón que solo conocía él. Después llevó esa prenda a su habitación. Ya que sabía que tenía que hacer algo ese día.

Después fue a la mazmorra y cogió unas cuerdas y una mordaza.

Se marchó en breve de esa habitación, para dirigirse a la de Taylor para continuar los planes que ya tenía desde el día anterior. Pero antes fue a buscar los desayunos que le ordenó a Howard cuando se levantó.

Cuando James entró a la habitación que le asignó a Taylor durante su secuestro, él vio que él dormía profundamente.

James dejó la bandeja en la cómoda junto con lo que había cogido de la mazmorra y después se acercó a ella.

Cuando James la observó, sintió como su corazón se estremecía. Y se preguntó qué a que se venía esa obsesión por ella y dominarla. Pero no encontró explicación alguna a eso que en esos instantes sentía.

James le tocó la cara y ella comenzó a despertarse.

―Buenos días, señorita Parker.

―Buenos días, señor Johnson ―dijo ella con voz apagada―. Huele muy bien.

―He traído los desayunos ―le respondió―. Un aperitivo antes de enseñarte un poco mas de tu sensualidad.

Taylor se incorporó en la cama y vio lo que James había traído. Pero ella se percató de algo extraño al lado de la bandeja de los desayunos.

―¿Qué es eso? ―le preguntó ella―. Digo todas esas cosas que están al lado del desayuno.

―Son algunas cositas que voy a ponerte antes de ir a la mazmorra. Te dije que te introduciría para esa larga noche, pero lo haría de forma más suave. Con las cuerdas y la mordaza serán suficiente ―le respondió―. Aunque luego subiré el nivel con algo que quizás no te gustaría ―añadió.

La cara de Taylor cambio y James rio entre dientes.

―Tranquila. De momento no voy a darte ningún castigo si es lo que deseas ―dijo James de nuevo.

Cuarenta Días de Sumisión (Una Noche En Verona I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora