Capítulo 22

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Clare y Allan despertaban lentamente en el sofá, mientras que veían aparecer los primeros rayos del sol a primera hora de la mañana.

Ambos se vieron desnudos y se preguntaron qué pasó anoche. Supusieron que fueron los estragos del poco alcohol que bebieron durante la cena y por eso se pusieron a ver la película para olvidarse del sexo. Aunque eso no pudo evitarse después.

Después ambos se marcharon a la ducha y en cuanto terminaron de ducharse una milesima de segundo después, se vistieron y se pusieron a desayunar juntos. Pues habían decidido pasar el día juntos sin que nadie les molestase. Al menos por el trabajo.

Joan continuó pensando en toda la noche, en que es lo que debería con James y con Taylor para mantenerlos alejados. Parecía ser que las amenazas hacia su futura esposa, no le habían servido para nada.

De pronto, encontró la solución.

Cogió su teléfono móvil y marcó el número de teléfono de George. Si no podría con el consentimiento de ella, lo haría con el de su futuro suegro.

―Dígame señor Thompson.

―Por favor, dígame Joan. Vamos a ser familia ―respondió él―. Le llamaba para decirle que quiero casarme cuanto antes con Taylor. Pero quiero hacerlo lejos de la ciudad. Ya sabe, ella se opondría porque esta colada por ese otro hombre del que me comentó.

―Déjeme que le comenté a Taylor esto y...

―Déjeme hacer las cosas a mi modo. Una vez que ella y yo estemos lejos, no podrá oponerse.

―No sé por qué quieres casarte tan lejos de nosotros.

―No lo haré. Me la llevaré a una isla privada que tengo y ahí ustedes nos esperaran. Quiero que su esposa y usted sean los testigos de nuestro matrimonio aunque firmemos los papeles en un avión camino a mi casa lejos del país.

―Haz lo que creas conveniente ―dijo George rindiéndose―. Pero prepara a Taylor antes de que vea la sorpresa de ese matrimonio.

―Gracias señor Parker.

―No hay de qué. Estaré esperando a que lleguen a buscarnos.

―Irán a recogerles lo antes posible. Yo iré a buscar a Taylor en su departamento.

―De nuevo gracias.

Joan colgó el teléfono móvil sonriendo. Porque por fin va a obtener la venganza que por tantos años no pudo conseguir. Ya que James le había dejado estancado cuando estuvo a punto de ir a la cárcel la primera vez que mataron a aquella chica por estar juntos en un negocio del narcotráfico. Y él sabía que Taylor era su único tesoro ahora que ya no se dedicaba a ello. Pero era un tesoro que tenía que conseguir a toda costa.

James estaba buscando entre la cómoda de su cajón, algo que por herencia tenia. Y aquel era el día en que por fin le había tocado entregárselo al amor de su vida.

Taylor comenzó a despertarse después de aquel orgasmo y de la proposición de matrimonio de James.

Al ver ella que él estaba ajetreado por algo que estaba buscando, se levantó y fue hasta él.

James encontró por fin lo que estaba buscando y cuando se giró para ver a Taylor, ella estaba detrás de él. Cosa que hizo que James diese un respingo.

―¿Quieres matarme? ―le preguntó él.

―No ―respondió ella―. Te vi ajetreado y quise saber qué pasaba. ¿Qué buscabas?

James intentó de ocultar lo que tenía en la mano y después ella intentó de ver que es lo que tenia. Haciéndolo como un juego.

Hasta que ambos llegaron a la cama y fue con un beso como James sacó la caja de terciopelo y le mostró un anillo muy antiguo.

Cuarenta Días de Sumisión (Una Noche En Verona I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora