Capítulo 9

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George notó la noche anterior, la ausencia de su hija.

Tenía la certeza que James y Taylor tenían algo más que una relación de amistad y lo averiguaría tarde o temprano.

Fue a desayunar tras un largo rato de haber estado en su estudio y después se marchó a trabajar. Pero antes, llamó por teléfono a Allan para hablar con él sobre asuntos de negocios. Y él aceptó, por que George le dijo que era una oferta que no podría rechazar.

Clare despertó cuando había escuchado la conversación de Allan con su padre.

Ella no quiso meterse, porque sabía que tendría próximamente sus planes con Taylor. Unos planes que no le contaría a James y a Allan. Salvo a la única persona que tenía en mente, para que James pudiese recibir su propia medicina.

Cuando Allan se giró para verla, ella se hizo de nuevo la dormida.

Él fue a darle un beso en la frente a ella y en breve Allan, se marchó para ir a la ducha. Ya que tenía una reunión con su padre.

Él se despertaba, mientras que la mujer que tanto quería le abrazaba por que dormía sobre su pecho.

James la observó mientras que dormía y por una vez, pudo sentir como el corazón de Taylor latía relajadamente.

Ella comenzó a despertar y él supo que tenía que preguntarle de nuevo que quien era Allan en su vida. James sabría que le mentiría, por lo tanto, usaría el chantaje del castigo para hacerle soltar toda la verdad.

―Buenos días dormilona ―dijo él.

―Buenos días ―respondió ella―. ¿Hemos dormido juntos, James?

―Sí. Espero que no te importe.

Ella lo miró sin que él sospechase y se percató de aquel sentimiento extraño en sí misma. Fue él quien se dio cuenta que ambos estaban enamorados y que había una parte de ella que no se atrevería jamás a decirle lo que sentía. Ya que desconocía sus motivos.

―¿Qué es Allan Génova en tu vida, Taylor? ―le preguntó él.

Ella supo que no era el momento adecuado para decirle la verdad, pero tomó el aire suficiente y le respondió:

―Allan es mi medio hermano.

―¡Que! ―exclamó.

―Sí. Es el hijo de mi padre con otra mujer.

―¡Pensé que tenias algo con...!

―Te equivocas como siempre James. Igual que con Fernando. Allan y yo somos hermanos y Fernando y yo somos amigos. Que te quede claro cuál es la situación de ellos.

Hicieron una pausa:

―Lo siento ―dijo él.

―No te preocupes. Pero como vuelvas a sacar esos celos, tú y yo debemos de distanciarnos.

―Sabes que no voy a permitir que hagas eso. Jamás voy a permitir que te vayas de mi vida.

―¿Por qué James?

―Hay cosas inexplicables que no puedo contarte, hasta que este seguro.

―Vale.

Taylor se levantó de la cama y comenzó a vestirse con aquel hermoso vestido elegante que se puso para la gala benéfica.

―¡Te vas! ―exclamó él.

―Sí. Tengo que ir a ducharme a casa e ir a trabajar.

―No te vayas.

Cuarenta Días de Sumisión (Una Noche En Verona I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora