Capítulo 14

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―Quiero ver a Taylor.

―Mi hija está durmiendo. No puedo permitirte que le...

―Lo siento señor Parker pero tengo que verla. Y después de la llamada que me hizo anoche para decirme que quiere mantenerla lejos de mi.

―Es cierto. Pero soy su...

―Aunque sea su padre ella es mayor de edad. Creo que va siendo hora de que sea ella a quien escoja como marido.

Una voz familiar hizo que ella despertase al día siguiente. Tanto que no quiso abrir los ojos para bajar y saber quien estaba discutiendo con su padre.

―Gracias. Esto se lo llevaré yo.

Ella abrió los ojos y se preguntó qué diablos estaba pasando fuera de su habitación.

Mientras que contemplaba los primeros rayos del sol, observó que estaba en su cama después de varios días de estar en la casa de James.

La puerta de la habitación se abrió de pronto y Taylor se giro para ver quien había interrumpido su sueño.

Cuando ella observó que era James quien abrió la puerta, después entró y cerró la puerta, Taylor frunció el ceño.

―¿Qué haces aquí? ―preguntó ella―. No deberías de haber entrado así a mi casa.

―Buenos días por lo menos ―dijo él.

―Hola.

―He venido porque me quedé preocupado por ti la pasada noche.

James puso la bandeja del desayuno encima del tocador y después le volvió a decir:

―Además creo recordar que dentro de unos días te irás a vivir a tu propio departamento. Así que esta no es tu casa.

―Lo sigue siendo mientras que vivan mis padres. Creo recordarte también que soy la heredera de mi padre.

―Pero también tiene otro hijo ―dijo él.

―Cierto. Pero es un hijo que no reconoce como sangre de su sangre.

Él fue a por la bandeja de encima del tocador y se lo puso a ella encima de la cama.

―¿Qué tienes que hacer mañana en todo el día? ―le preguntó.

―Nada en especial. Salvo terminar los preparativos de mi cumpleaños. ¿Por qué?

―Por eso mismo. Porque quería darte mi regalo de cumpleaños.

―Vale. Como quieras. Pero hoy tengo que ir a poner algunas cosas en mi nuevo departamento. Espero que no te importe.

―Te puedo ayudar si quieres.

―Me vendría genial. Gracias James.

Ella comenzó a comer del desayuno, mientras que James pensaba en lo que hacer con las acciones de la empresa de Allan. Y enseguida encontró la solución.

Después de que Taylor se vistiese, ambos se marcharon al departamento de Taylor.

Algo inquietaba a Allan, mientras observaba a Clare dormir profundamente.

Ya le daba igual las acciones, si no, lo que Joan podría hacer con su hermana, gracia a lo que su amiga ahí presente y dormida, quería planear para James y para Taylor.

De pronto, Clare comenzó a despertar. Había estado teniendo una pesadilla en cuanto al día anterior se refería.

Ella observó como Allan le miraba fijamente. Por lo tanto, llevó su mano a la cara de este y le dijo:

Cuarenta Días de Sumisión (Una Noche En Verona I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora