Tamborileo un dedo tras otro, esperando paciente a que el agua de la ducha comience a salir templada.
Aunque tal vez un poco de agua fría no me vendría mal para despejar la mente.
Cuando ya está templada, me introduzco bajo ella.
Y dejo que me libere momentáneamente, alzando la cabeza y cerrando los ojos.«Dime, Caitlin. ¿Estás viva o sólo respiras?»
De golpe, aparto la cara y abro los ojos, enfrentándome a la cruda realidad.
Me digo a mi misma lo que quiero oír.Soy Agente del FBI, tengo una carrera prometedora, trabajo con un hombre guapo que está loco por mi, soy buena en mi trabajo y soy feliz.
Lo tengo todo. No sólo estoy respirando si no que también soy feliz y me siento viva.
Estoy viva, claro que lo estoy.Y por muchas estupideces que ese patán me diga, no va a conseguir meterse en mi cabeza -ni en otros sitios- y jugar conmigo.
Sé perfectamente quien soy y sé lo que quiero.
Soy Caitlin Snow. Y odio al atracador de bancos.Mierda, cuanto me gustaría conocer su nombre para darlo a mis compañeros y verle metido entre rejas durante el resto de su miserable vida.
Cuanto me gustaría borrarle esa asquerosa sonrisa de un puñetazo y que deje de creerse más listo yo.Quiero estamparle contra una pared y ponerle unas esposas.
Hacerle saber quien manda.Sacudo la cabeza cuando mis pensamientos comienzan a ir por otro camino y cierro el grifo. Ya he tenido suficiente.
Me envuelvo con una toalla y miro mi rostro húmedo en el espejo. Suspiro y la expresión de decepción que hay en mis ojos me rompe en dos.
Si la Caitlin Snow que entrenaba seis horas diarias en la academia me viera, se sentiría avergonzada y ridiculizada.
He trabajado duro para llegar a donde estoy.
Para tener un trabajo en el que nadie me valora con un compañero que sólo quiere meterse en mi cama.Mierda, Caitlin. Para de una jodida vez.
¿Qué cojones me pasa?
Me visto despacio. Abotono mis pantalones y los ajusto a mi cintura dando un pequeño salto.
Hago las cosas tan despacio que casi pareciera que no quiero acudir al trabajo. Y tal vez así sea.
Tal vez me siento tan confundida que necesito un tiempo para mi misma.Vuelvo a mirarme frente al espejo para abrocharme los botones de la camisa pero cuando voy por el tercero, decaigo y mis manos caen a cada lado de mi cintura.
Necesito un día libre. Si, eso es todo lo que necesito.
Me agacho para tomar del suelo el pantalón que usé ayer y quitarle el cinturón. También agarro la camisa de ayer.Instintivamente, me llevo la prenda a la nariz y la olfateo.
Huele a él.
Y no creo que por mucho que la lave vaya a conseguir que ese olor se desprenda.
Reviso los bolsillos de mi pantalón y mis manos se encuentran con algo.
Saco un trozo de papel del bolsillo que resulta ser una tarjeta.Dirty Dream
Ese es el nombre que figura. Frunzo el ceño. Ha tenido que ser él, sin duda. Cuando me lo encontré en el baño y me acorraló con la pared, debió meter esa tarjeta en mi bolsillo.
¿Es otro club de stripteases, acaso?Esta es la oportunidad perfecta, Caitlin. Haz otra llamada anónima y deja que el FBI le detenga de una vez por todas.
Es tan egocéntrico que te lo ha puesto en bandeja. Es tu oportunidad para acabar con él y dejar atrás esta patética experiencia.Tomo mi teléfono entre mis dedos.
Le doy a marcación y pongo el código para ocultar mi número.
Pero me quedo ahí, quieta. Sin hacer nada.
Y entonces, la pantalla de mi móvil se ilumina con el número y nombre de Josef. Trago saliva y presiono el botón verde.