Capítulo 8

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¿Alguna vez te ha ocurrido algo y justo en ese momento, has sabido que nunca volverás a ser la misma persona que eras antes?
Como si algo dentro de ti cambiara.
Una fuerza extraña, un pensamiento o una simple emoción.
Algo, cualquier cosa, lo que sea.
Pero a partir de ese entonces, ese mismo minuto, nada nunca vuelva a ser lo mismo.

Ni siquiera la forma en la que actúas cada día.

La forma en la que tomas un vaso de café entre tus manos, la forma en la que saludas a tus compañeros de trabajo.

Porque así, justo así, es como me siento ahora.

Por si alguien se lo pregunta, me desperté esta mañana y estaba totalmente sola en mi casa. En el sofá de cuero marrón en el que me quedé dormida anoche.
Con la ropa esparcida por el suelo, la mente llena de recuerdos y ni una sola pista de la persona que estuvo conmigo anoche.

Pero esa no es mi principal preocupación ahora.
No quiero ni debo saber donde está ese criminal. Y ahora mismo no soportaría ver su fea cara de atracador.

Todo lo que quiero saber es que haré yo ahora. Como seguiré con mi vida como si nada hubiera pasado.
Porque supongo que eso es justo lo que voy a hacer. Fingir que nada ha sucedido y pasar página.

Me miro frente al espejo de mi casa y desabrocho los botones de mi camisa. Suspiro. Inconscientemente, deslizo mis dedos por la piel de mi cuello y voy bajando por mi pecho.
Y sin querer, vuelvo a anoche.

La humedad de sus labios, el ardor en aquellas zonas donde su piel rozó.
El sabor combinado a tabaco y menta de su boca.
La electricidad recorriendome de arriba a abajo, la adrenalina llenando mis venas.
Cruzando mis límites, haciéndome olvidar todas mis promesas.

Mis manos heladas dibujan la forma de mis labios y tengo que sacudir la cabeza cuando recuerdo el sabor amargo de su pasión.

¿Por qué tuve que ser yo?
¿Por qué tuvo que ser él?

Siempre he caminado en línea recta, siguiendo el camino correcto.
Pero ahora me he lanzado directa al precipicio.

Una parte de mi se pregunta si alguna vez le volveré a ver. Si volverá a atravesar la puerta de mi casa.
O si sólo se quedará como el recuerdo de una aventura en mi cabeza.
Viviendo para siempre en mis recuerdos.

Los días pasan tras aquello, uno tras otro. Hasta pasar dos semanas.
Seguimos sin obtener ningún tipo de pista sobre los atracadores a los que matamos. Casi como si fueran fantasmas, no aparecen por ningún lado.
Parece que todo el mundo tenga problemas para recordar sus nombres o siquiera sus caras.

Preguntamos a muchas personas que detuvimos en la redada al primer club de stripteases. Pero ninguno de ellos ha estado dispuesto a colaborar.
Algunos porque realmente no saben nada, otros porque saben que no les conviene.

A pesar de haber prometido que dejaríamos el caso si no lo resolviamos en una semana, todavía continuamos en ello.

Y hoy sólo sé que estamos un paso más atrás de conseguir algo.

Aburrido como las ostras y cortísimo. Lo y me disculpo pero 0 creatividad mezclada con que, como ya dije, Caitlin necesita un tiempo para asimilar lo que ha pasado.
Acaba de mandar a la mierda toda su vida y aún no logra entender porqué lo ha hecho.

CRIMINAL. Snowbarry. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora