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Meses antes del incidente de Lydia

—Es peligroso—inquirió Anastasia

Daemon no contesto, aquello más que pregunta resultaba ser una afirmación. Lykos miraba en dirección del uno al otro con aquellos enormes y luminosos ojos. Dio dos pasos hacia los jóvenes, firmes y decididos. Cuando su mirada se cruzó con la de la dama, una conexión casi mística se creó entre ellos, Anastasia instintivamente retrocedió en la misma medida, estrellándose contra el pecho duro de su compañero.

—No temas.

—Es más fácil decirlo que hacerlo—advirtió ella con voz temblorosa—. Teniendo en cuenta que él me mira como si fuera su próximo bocado

Él rio por las ocurrencias de la joven, Lykos no había hecho el más mínimo amago, para que ella pensara que sería un bocadillo. En situaciones como esa, era fácil notar las diferencias entre ellos, una Catanys estuviera dando vueltas por el suelo con el lobo. Su risa fue interrumpida por el fuerte codazo que ella le propinó en el vientre bajo.

—No se ría—lo regañó.

— ¿Quieres tocarlo? —preguntó Daemon con los ojos puestos en el lobo blanco. Anastasia mordió su labio inferior con indecisión—. No lo preguntaría si no estuviera cien por ciento seguro de tu bienestar.

Lykos levantó sus orejas de tal forma que, cualquiera llegaría a pensar que era consciente de ser el tema de conversación. Sin apartar los ojos fue acercándose lentamente. Sujetó con fuerza el antebrazo de Daemon, el terror y la adrenalina corrían en igual proporción por sus venas. Cuando el animal estuvo frente a ella se sentó como si de un can bien entrenado se tratara. Un suspiro sorprendido no se hizo esperar, y su sorpresa solo iba en aumento al ver como el lobo bajaba su cabeza esperando su firme caricia.

Dirigió su mirada del hombre al lobo esperando el permiso, la situación le parecía tan fantasiosa, el Catanys le guío la mano por el tosco y al mismo tiempo suave pelaje del animal —Es hermoso

—No tanto como tú—la sangre de Anastasia saltó rápidamente a sus mejillas coloreándolas de un sutil rojo. A pesar de no ser el primero, aun le costaba aceptar los cumplidos de Daemon—, adoro el rosa en tus mejillas

—No diga esa clase de cosas—respondió abochornada, cubriendo su rostro con ambas manos

—Es cierto

Lykos aulló sintiéndose de pronto ignorado, el estupor provocó un salto en Anastasia, quien tropezó con sus propios pies llevándose a Daemon consigo al suelo. Sus labios terminaron a centímetros uno del otro, era tan indecoroso y si alguien llegaba a verlos sólo existirían dos opciones. Un duelo o una boda. A lord Bainbridge le daría una apoplejía si la descubría en esta situación, por ello Anastasia optaba por la primera opción, imposible que su padre le permitiera ser desposada por un Catanys.

Daemon retorno un mechón rebelde devuelta a su lugar, acariciando en el acto la mejilla de la joven, sus labios rosas entreabrieron con una fuerte inhalación, su pecho subía y bajaba con su apresurada respiración. El simple hecho de respirar era el mayor ejercicio de concentración. Una pequeña hoja se encontraba en su peinado seguramente desecho. Daemon jamás la vio más hermosa.

Tal vez fue un mero impulso o simplemente la finalidad de la danza que estuvieron bailando desde el momento en que se vieron por primera vez. Pero lo cierto era que ahora, solo podía pensar en una cosa. Su mano fue a parar en la nuca de Anastasia, atrayéndola a sí, y antes de permitir que su raciocinio le detuviera de hacer lo que tanto estaba anhelando, capturó los labios de la joven en un beso abrasador.

Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora