Presente
Obsidiana lamentó la pérdida de lady Lydia. Aun en el rincón más apartado había llanto, por la partida de la joven dama que a pulso se había ganado el corazón de todo el pueblo con su amor, su alegría. lady con un corazón de oro sucumbió de una manera tan cruel, sin embargo, permanecería por la eternidad en los corazones de muchos.
Anastasia tomó sus preciados libros, los cuales por años custodio como joyas preciosas, e inició a despedazarlos uno a uno. Fueron ellos los que le hicieron creer que ese amor podía ser real, que podría amar incondicionalmente y dicho amor sería igualmente correspondido.
Lloró amargamente por la cruel realidad, por ese de hombre al cual deliberadamente cedió su corazón, por la pérdida de su amada hermana. Jamás volvería a ver a Lydia, su bella sonrisa permanecería solo en sus recuerdos, nunca más la escucharía contar sus aventuras, aquel espíritu feroz se extinguió demasiado pronto
Lord Bainbridge prohibido a los Catanys acercarse al lugar donde sería sepultado el cuerpo de su hija. Era una ofensa que dichos salvajes estuvieran presentes cuando se le daba el último adiós, siendo uno de ellos el causante de tal dolor.
Aun así, lady Lena pudo, apreciar a la distancia a muchos de ellos escondidos tras las sombras, para darle despedida a aquella señorita, que les brindo su amistad, quien nunca los miro como seres inferiores aquellos hombres y mujeres clamaban justicia.
Una lágrima solitaria abandonó las mejillas de Mayo. Pero sabía que este era el modo en el que debían ser las cosas, aunque sin importar cuantas veces se lo dijera no lo haría más sencillo de afrontar.
Robert permaneció estoico junto a su hermana mayor, con tan solo ocho años de edad le resultaba aún más difícil comprender el significado de la muerte. Solo sabía que la hermana que solía robar galletas y bollos de la alacena para él, ya no lo haría más.
Uno a uno, fueron acercándose los presentes a arrojar una rosa a la tumba esperando que en el lugar donde ahora se encontraba pudiera obtener la paz, que lady Lydia tanto se mereciera. Retirándose prontamente, para que así, su familia pudiera despedirse, como era debido.
El marqués sostenía el cuerpo de lady Lena quien se encontraba ausente de la realidad, para nadie era un secreto que lady Lydia era su sobrina predilecta. El vacío que ahora llenaba su alma parecía que no cesaría jamás. La impotencia gobernaba en corazón de Anastasia, un amargo sentimiento de culpa que no era fácil borrar.
En tanto, lord Christopher miraba a lady Anastasia en su lamento, si era honesto consigo mismo, debía admitir que aquella muchacha no era de su agrado. Existía algo en ella que le recordaba el pasado, tiempos en los que aún era joven e inexperto, pero aquel recelo hacia ella no le impedía sentir la pena o la desdicha. Después de todo era otra joven que moría en circunstancias desastrosas.
—Mi lady—dijo. Tomó la mano de joven y la llevó a sus labios, su tacto era frío y distante, creando en él una necesidad de consolarla—, le prometo que traeré justicia para con vuestra hermana. Tiene mi palabra, este crimen no quedará impune.
Anastasia le dio una sonrisa triste, al tiempo que internamente se preguntaba por qué no pudo enamorarse de este extraordinario hombre.
—Mi familia y yo se lo agradecemos, excelencia—su mirada volvió a la tumba de su lady Lydia, sus labios pronunciaron las palabras que estaban constantemente circulando en los confines de su mente, como una amarga retahíla—. No comprendo que pudo llevar a este hombre hacer algo así.
Las lágrimas nublaban sus ojos, una turbulenta tormenta se abría paso en ellos.
—Más que hombres, los Catanys son bestias salvajes—dijo lord Shepherd entonces. Sus palabras salieron ácidas, él sintió la quemazón subiendo por su garganta. ¡Todos ellos eso despreciables!

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Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019
RomansLady Anastasia Hayden, la hija mayor del acaudalado marqués de Bainbridge, vino al mundo y fue educada con un único propósito; desposar a Lord Christoferd Shepherd y convertirse en la duquesa de Saint James. Pero en ocasiones la vida nos depara cami...