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presente 

Anastasia lo miró con deseos de retorcer su pescuezo, imprecó en sus pensamientos por guardar la daga tan lejos de ella, porque bien podría incrustársela en el pecho al Catanys y resolver todos sus problemas.

—Si lo fueras a hacer, lo habrías hecho cuando entre por tu ventana. Ansiabas verme tanto como yo a ti—anunció el hombre—justo ahora deseas alargar esta visita lo más que te sea posible. Porque tú también me extrañaste.

—Pero como...—La cólera y la humillación subieron rápidamente a los rasgos de la joven

Sus mejillas se tornaron carmesí producto de la vergüenza. No se permitió así misma reconocer tal hecho, aun así, él lo había detectado y eso la hizo enojar más aún, con él por descubrirla. Pero principalmente con ella por no abandonar aquellos nefastos sentimientos.

—Yo no...—negó con la cabeza—. Debería irse, si alguien se entera de que ha vuelto a este pueblo, lord Shepherd, mi padre y cada hombre en Obsidiana se asegurará de que termine en la horca.

— ¿Es que acaso tu no piensa decírselo? — ¿Pensaba decirle al duque que este demonio había retornado?

—Es mi deber—no sabía si, podría. Porque una vez que su retorno se hiciera público, solo habría una condena entonces jamás obtendría respuestas.

—Pero no lo harás—ella trato de excusarse, argumentando que si lo haría. Aunque para ambos era claro que solo era otra mentira yaciendo en medio de los dos. Daemon levantó el mentón de Anastasia, su mano estaba cálida y rasposa. — ¿Por qué no puedes confiar en mí?

No se necesitaron palabras para la comprensión del porque. La muerte asedia entre ambos, la desconfianza y recelo, serían demasiado difíciles de superar. Su rostro se deformó.

—Y si te digo que tenía un motivo—soltó con la mirada perdida, por un instante fue como si volviera esa noche.

— ¿Para escapar o para asesinar a Lydia? —su nuez de adán subió y bajó con parsimonia, hasta que sus ojos se encontraron con los de ella. Mencionar el nombre de su hermana fue un golpe duro a la realidad para Anastasia.

—Jamás dañaría a lady Lydia apropósito

<<Entonces convénceme—pensó—Por favor hazlo, por favor demuéstrame>>

—Nada justifica lo que hizo—dijo en su lugar. Subyugando a sus pensamientos y corazón con ellos, no era momento para ser débil. El corazón de Anastasia luchaba insanamente por creerle, pero su mente estaba reacia a aceptar, quién más si no él. La evidencia estaba dada. —Entonces dígame. ¿Quién fue el causante de tanto sufrimiento? ¿Por qué huyó? Un inocente no huye—volvió a repetir.

—Desearía poder decirlo, pero...—se detuvo por un largo momento

—Mi padre siempre tuvo razón ¡Eres un demonio!

—Tal vez sea así.—No sé dijo nada más, no existía otra conclusión él no era una buena persona y ella estaba condenada por ese amor dañino que se negaba a partir.

—Aun te acepto como mía —la voz de Daemon rompió el silencio—. A pesar de entregarte a ese miserable. Te acepto, sé que tu corazón es mío, así como mi corazón siempre será suyo Anna.

¿Aceptarla? ¡Inaudito! No era ella quien cometió un error fue él. No necesitaba ningún tipo de perdón, menos aceptación de su parte, era inaudito lo que ese hombre quería expresar.

Sus pensamientos no llegaron a expresarse en palabras, debido a la neblina que la cubrió, él estaba cerca, demasiado cerca, lo que le hacía difícil continuar con el hilo de sus pensamientos. Daemon acarició la curva de su cuello con su nariz, tomando profundas respiraciones como si no pudiera tener suficiente de su olor, tratando de impregnarse de él. Las piernas de Anastasia se convirtieron se convirtieron en fideos

Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora