Presente
En Obsidiana al igual que en gran parte de Inglaterra, los matrimonios se reducían a un contrato entre familias, mucho antes que cualquiera de los interesados llegará a este mundo. Con la influencia que intentaba alzarse, producto de las grandes ciudades, más de una muchacha ingenua escapó de su destino, directamente a Greta Green. A Fin de que, un herrero cualquiera oficiara la sagrada ceremonia, con un hombre que no era aprobado por sus padres. Para algunos era romántico, para otros una insensatez.
En esta ocasión se trataba de Meredith Derring, la doncella hija del párroco Edmundo Derring. Quien se negó fervientemente a aceptar que su hija haría una barbarie de tal magnitud. Pidió sus feligreses ayuda en su búsqueda, pero todos ya estaban seguros que la joven Meredith, huyó con el hijo menor del panadero. De quien no eran desconocidos sus amoríos y quien curiosamente tan bien desapareció.
No era de extrañar que su mejor amiga Lisa Montgomery siguiera sus pasos días después, extendiendo su ingratitud como la peste. Un nuevo cartel se publicaba en las calles de Obsidiana, una nueva joven que huía de su hogar. Otra descarriada más en el mundo.
El tiempo había llegado, era el momento para que lord Lucien, empezaría a recoger los frutos de su arduo trabajo. Obsidiana empezaba a generar ganancias bastante lucrativas, y al fin tendría a la mujer había tocado una esquirla de él. No podrá decir que su corazón porque hacía años no poseía uno, y no estaba interesado en traerlo de vuelta.
— ¡¿Quién diría que la muerte de esa niña me seria de tanta utilidad?!—Murmuró para mí mismo.
El agujero negro que ocupaba el lugar de su corazón era demasiado ensombrecido para detenerse a sufrir por la muerte de lady Lydia, después de todo eso era lo único seguro para todos en la vida.
—Mi lord—dijo el siervo—, lady Anastasia está esperándolo en el salón
—Perfecto —musitó el duque con una sonrisa—puedes retirarte.
Las cosas no pudieron producirse de una mejor manera para el lord. Como el anterior duque de Saint James solía decir: "La paciencia siempre rinde sus frutos".
Anastasia entró a paso lento, casi insegura de sí misma, o su presencia en ese lugar, era semejante un pobre corderito que acababa de caer en las fauces del lobo. Qué mejor manera para describir la situación que esta, después de tanto rehuir de él, es ella quieren ahora solicitaba su presencia, su compañía. Nada podía complacer más al duque.
—Excelencia—hizo una pequeña reverencia. Se encontraba acompañada de una las siervas de la casa Bainbridge. No era bien visto para una doncella permanecer sola en presencia de un hombre.
—Lady Anastasia. ¡Que grata sorpresa! —sonrió, lord Shepherd a la muchacha. No era nada sorpresiva su visita. Vio cómo la joven lady tomaba una respiración larga y profunda, su labio inferior preso de sus dientes.
<<Esto será bueno>>—pensó para sí.
Anastasia estaba nerviosa. No sabía por dónde abordar el parlamento que estuvo preparando, ahora simplemente como cenizas al viento su monólogo se dispersó. Había abandonado la residencia de su padre unas horas antes, con una decisión y un propósito contundente, ahora resultaba estar sumamente cohibida, no encontraba las palabras para llegar a ese fin.
Ya no hay vuelta atrás—se dijo. Y optó por dar rienda suelta a todo aquello que había predispuesto para con el duque, aunque sus Palabras salieron atropelladas
—Siento acudir a usted de esta manera, sé que esta no es la forma correcta de obrar —balbuceó atropelladamente y sin darse alguna clase de respiro. Un centenar de palabras de agradecimientos, sobre los favores que amablemente el duque ofreció a su familia, y su deber de dar reconocimientos a las dádivas que el mismo tan desinteresadamente le prestó. Dando a entrever, aquel mandato divino de pagar bien por bien. Ciertamente, tenía miedo de dar marcha atrás, si no se apresuraba a dar a conocer su objetivo.
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Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019
RomanceLady Anastasia Hayden, la hija mayor del acaudalado marqués de Bainbridge, vino al mundo y fue educada con un único propósito; desposar a Lord Christoferd Shepherd y convertirse en la duquesa de Saint James. Pero en ocasiones la vida nos depara cami...