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Presente


Insensatez, probablemente mucha se estaba bombeando a través de su cuerpo, pero era necesario hallar las contestaciones a sus incógnitas. Con la persistente sensación de peligro que aguardaba en las calles, lord Shepherd, le prohibió salir sin al menos dos siervos y una doncella. Esa era una orden que nadie pasaría por alto, si sabía lo que le convenía. Se llegaría a pensar que seguirán el viejo refrán: cuando el gato no está los ratones hacen fiesta. Pero ese era un dicho que no se cumplía en Stone, por suerte para ella había crecido con una hermana como Lydia.

Tomo asiento para su desayuno como lo haría un día cualquiera, aunque solo picoteo la comodidad sin probar bocado alguno. Cuando creyó que había transcurrido el tiempo propicio para levantarse, pidió que le preparan el carruaje para visitar la tienda de moda de madame Roxanne.

Tal como fue su orden así se hizo, y en menos de veinte minutos Anastasia se encontraba en la entrada de la prestigiosa casa de modas de madame Roxanne, a pesar de ser un lugar pequeño y en una provincia tan alejada de Londres, se trabajaba en alta costura y a la moda.

Con astucia le encomendó Daisy la doncella que la acompañaba una tarea que le ocuparía un tiempo considerable. Escogió algunas telas y encargó un par de vestidos y unos guantes a juego, charló animadamente con algunas de las señoras de sociedad, criticó el horroroso atuendo de lady Lowell, en el baile del vizconde de Green. Antes de que como un vulgar gato callejero se escapará por la puerta trasera del local mientras, los dos hombres que la vigilaban guardaban en el frente.

Con vista a desenvolver el misterio, Anastasia se atrevió a cruzar la frontera, conocía el camino a la cabaña de Mayo como la palma de su mano. La puerta se encontraba entre abierta, Anastasia levantó su mano derecha con intención de tocar, pero se detuvo al escuchar el conjunto de voces que sonaban desde el interior.

—Nunca actuaste —sentenció la voz profunda un hombre —. Ahora todos estamos condenados a la desgracia gracias a él.

—Todo esto se puedo evitar—declaró otra voz perteneciente a un hombre diferente —Si le confesamos la verdad

—¿La verdad? —musitó una mujer Anastasia pudo identificar que se trataba de la voz de Mayo— Tu verdad resulta ser solo una fábula que llenará más corazones de Odio.

Un fuerte estropicio se escuchó, Anastasia quiso apartarse, no debería estar escuchando tras la puerta, pero su cuerpo se encontraba entumecido, además el aspecto más curioso de su ser se encontraba intrigado.

—Si alguien no pone un alto terminaremos como esa chiquilla que encontraron—Sus palabras estaban teñidas de un miedo incomprensible—. No sobreviviremos a algo como esto nuevamente

Anastasia escucho pasos apresurados en su dirección, instintivamente se escondió detrás de un arbusto que se ubicaba el costado izquierdo de la cabaña un hombre de mediana edad salió dando puntapiés y despotricando una innumerable cantidad de improperio que hicieron a las orejas de la joven tornarse rojas, su cabello era rubio y largo, algunas canas plateadas brillaban a la luz del sol, su cuerpo sólido y bien constituido. Los ojos de Anastasia se abrieron de par en par.

El rostro del Catanys estaba surcado por una horrible cicatriz, que deformaba totalmente su rostro y sus ojos destilaban odio profundo. Anastasia lo siguió con la mirada hasta verlo perderse en Candace,

"—No quiero que lo conozcan—refunfuñó Daemon, rodando los bucles de anastasia a través de sus dedos—. Pero si alguna vez llegas a verlo sabrás que es él.

Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora