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Días antes del incidente de Lydia

Lydia tensó el arco, la flecha apuntó directamente al ojo del ciervo, le tomó tres segundos liberar la misma y terminar con la vida del inocente animal. Era diferente, ella lo supo en ese instante, ver la carne tierna y cocida frente a su mesa enfrentarse a la caza misma.

Escuchó aplausos tras sí.

—Tu puntería ha mejorado—la alagó el hombre ubicándose junto a ella— cada día estamos más cerca logar nuestro objetivo.

Lydia asintió, el tiempo se encontraba a su favor, sin embargo, les era necesario moverse con cautela un solo movimiento en falso y todo se derrumbaría.

—Debemos descubrir cómo lo logrará—musitó Lydia—someterá a ambos pueblos pero termina surgiendo como un salvador.

—Es un gran estratega—aseveró el hombre—, no podemos negarle eso.

Anastasia recorría la extensión de Candace, la aldea era hermosa de una manera única, las cabañas estaban separadas unas de otras una distancia meramente física. Sin embargo, de una forma que Anastasia no lograba comprender, se respiraba una unidad entre ellos. La joven mordió su labio inferior recordando las palabras antes declaradas por el duque, las cuales daban vueltas en su cabeza durante un largo tiempo.

Ella tomó un profundo suspiro apretando la mano de Daemon deteniendo así su paso, él la miró extrañado.

—Una vez lord Shepherd, afirmó ser propietario de estas tierras—relató la joven, los ojos de catanys se encendieron en ira—Que era su derecho debido a un pacto.

— ¿Le crees?—la confrontó.

<<Si>>

—No se trata de creer o no las palabras del duque—argumentó la joven— sino de la convicción con la que él profirió las mismas.

Daemon la miró receloso, apreciando de manera sutil como ella desvió su pregunta, no pasando por alto él suspiro que la dama profirió la pronunciar el nombre del desgraciado, o respecto y admiración que su tono delató.

—Él manipuló a Izan para adquirir tal benefició, a fin de apropiarse de tierras que no le pertenecen—aseveró el catanys. No obstante, no le permitió a Anastasia indagar en tal afirmación, o quien era el tal Izan

Los sentimientos de Daemon como muy pocas veces se encontraban a flor de piel, estaba harto de escuchar el nombre de Christopher en los labios rosa de su mujer, o que ella hablara de él como si este fuera un gran hombre, no cuando él era basura, de la peor escoria que esta tierra dio a luz

— ¡No quiero escucharte mencionar a ese hombre jamás!—gruñó con los dientes apretados— .Te quiero lejos de esa lacra.

¡Lacra! El ceño de Anastasia se frunció. Tal vez fue un error traer a el duque a colación, aunque por otro lado caminar entre cristal la tenía harta, cansada de cuidar cada palabra que salía de su boca, de comentarios incompletos y de doble sentido, le hastiaba las verdades a medias.

— ¿Qué tienes contra del noble?—preguntó Anastasia su cuerpo tenso como un arco—. Confiesa, Daemon. ¿Por qué tanto recelo contra él? Sé que no se trata únicamente de ser mi prometido...

— ¡Él no es tú nada!—la interrumpió con un grito estridente que hizo retroceder a la dama asustada, los ojos del catanys destilaban fuego, y su respiración era pesada parecía un demente en apogeo—. Él está acostumbrado a tomar lo que no le pertenece la sola idea de que fraternices con él me asquea, estoy cansado de tener que compartirte con él.

—Como yo lo veo, tu desprecio hacia el supera con creces los sentimiento y supuesta confianza que tienes en mi—contra atacó Anastasia—Es momento de que tomes tu decisión es más importante para ti, yo o tu deseo de venganza...

Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora