Meses antes del incidente de Lydia
La reserva atraía a Anastasia; cada parte de ella, su fresco aroma, los rayos de sol que traspasaban las hojas de los altos árboles, los susurros del viento, la paz que irradiaba el mismo. Dentro del bosque no tenía que preocuparse de defraudar a su padre, de encontrar marido, de abrirles paso a sus hermanas, de nada. Era feliz en él, lejos de la interacción humana; donde Anastasia podía ser ella misma sin miedos.
El bosque era su escape del mundo.
Existían ocasiones donde ella, deseaba haber nacido en una familia sin tantos lujos, de ser así tal vez alcanzaría una mayor felicidad. Tenía todo, pero se sentía incompleta. Se encontraba constantemente en una eterna búsqueda de ese complemento. Tal vez fueran ciertas las palabras de lady Prudencie y lady Bainbridge; era momento de ser desposada.
El problema con ello no era la falta de pretendiente, es más los caballeros hacían cola, esperando cuál de todos sería el afortunado en desposar a la hija mayor el marqués de Bainbridge. Ser el dueño de esa cuantiosa dote, que iba acompañado por aquella preciosa joven. Claro que ninguno de ellos tendría oportunidad.
Su padre había decidido que desposaría a lord Christopher, el duque de Saint James. Quien según las palabras del marqués: tenía todo para ser un buen esposo. Pero Anastasia en su fuero interno se negaba, no porque él fuera una mala persona, al contrario, era amable y bondadoso o al menos esas eran las palabras de su madre. Obsidiana prospero bajo su mano, lord Bainbridge estaba en deuda con él, al igual que el resto de los habitantes y gran parte de Londres; tan poco se trataba de su edad, el hecho de que podría ser su padre no era un impedimento real para el matrimonio, era de lo más natural.
Simplemente su corazón le dictaba que él no era el indicado.
No era por huir de su visita, que estaba decidida a abandonar la casa un par de horas, a pesar de los rumores que corrían de doncellas perdidas, si no por aquellas rosas que solo crecían en el bosque, las más hermosas que jamás había visto. Serían solo un par de horas si las cosas salían de acuerdo a lo planeado regresaría antes de que notaran su ausencia.
La mayoría de las mujeres en sociedad que se encontrara en edad de casadera y las que no, se sentirían honradas ante las atenciones del Lord. Quién era acosado por las flores inglesas y más de una viuda. Es más, el hombre era el principal blanco de las matronas. ¿Por qué ella tenía que ser diferente? Era lo que Anastasia se preguntaba constantemente.
No lo supo hasta ese día.
Anastasia se sintió observada por todas las direcciones, como cientos de ojos que la vigilaran, el viento sopló como un aullido, su piel se erizo. Todo en ella gritaba volver, pero sus pies se rehusaban a seguir esa orden, es más, avanzaban en la dirección opuesta al sentido común, internándose cada vez más en la espesura del bosque.
Lo sintió antes de verlo. No supo cómo explicarlo, pero sabía que estaba allí. Lo más aterrador que jamás había visto, el lobo blanco la acechaba, tan hermoso como temible, su cuerpo se paralizó presa del miedo. Pedía a Dios misericordia. Se regañó a sí misma por no escuchar tantas veces a su padre, que le advirtió sobre lo peligroso que eran estos bosques, las criaturas que en él habitaban. Era increíble que fuese a morir así. Podría escuchar los cuchicheos de las doncellas y damas de sociedad:
<<Joven lady muere destrozada por un lobo después de huir de la visita de su prometido el duque>>
No puedo morir así. —se dijo
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Anastasia #ZelAwards2019 #pgp2019
RomanceLady Anastasia Hayden, la hija mayor del acaudalado marqués de Bainbridge, vino al mundo y fue educada con un único propósito; desposar a Lord Christoferd Shepherd y convertirse en la duquesa de Saint James. Pero en ocasiones la vida nos depara cami...