Capítulo 22: Esa voz

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Comenzaba a atardecer cuando el director anunció:

—Muy bien, chicos, nos vemos en el comedor, pausaremos los combates por hoy. Antes de irme, quiero decirles que traten de no estar solos nunca. En serio, chicos, aunque sea de a dos, y mientras más mejor. Manténgase en lugares concurridos y a la hora de dormir, se van directamente junto a su compañero de habitación.

Después de escuchar esas palabras, Lavanda se levantó y encaminó hacia el comedor.

—Ey, ¿no vas a esperarme? —Escuchó que Rain le preguntaba detrás de ella, poniéndose de pie.

—Me adelantaré. —Fue todo lo que obtuvo como respuesta.

Lavanda necesitaba estar sola, al menos por un momento, estar leyendo los pensamientos de Rain era muy contradictorio para sus sentimientos. ¿La quería? ¿Sentía algo por ella? Y luego ese maldito pensamiento otra vez "cómo puedo ser tan tonta de pensar que sentiría algo por mí, es decir, ¡soy una seyren!".

De pronto, una familiar voz susurrante la sacó de sus pensamientos.

—Hola, Lavanda.

Ya sabía de quién se trataba, era Dabeb, su compañero, que siempre estaba ocultándose en las sombras, debido a sus poderes de las mismas, la luz lo lastimaba.

—¡Dabeb! —exclamó ella—. ¡Vas a matarme de un susto!

El chico de oscuridad estaba parado dentro de un callejón oscuro del colegio, desde donde estaba a salvo de la luz.

—Lo siento, solo venía a decirte que te he visto muy cercana a ese chico, Rain.

Lavanda entonces miró a Dabeb a los ojos.

—Sí, es mi compañero de combates, me tocó en la sección "al azar".

—Lo sé —le respondió él—, eso no es lo que me preocupa, sino el hecho de que estés sintiendo algo por él.

—¿Qué? ¡Por favor! Si no hubieras perdido en la Tercera Prueba no estarías con tanto tiempo libre, metiéndote en lo que te incumbe.

—Lavanda, sabes que somos seyrens —comentó él, con orgullo—, ninguno de nuestros superiores vería bien el hecho de que te encariñes con uno de ellos.

—¿Por qué no te preocupas por tus propios asuntos?

—Lo hago, he estado haciendo mi espionaje como corresponde, desde las sombras. Espero que hagas lo mismo.

Lavanda comenzaba a molestarse.

—¿Solo apareces para regañarme?

Dabeb suspiró y sus ojos oscuros apuntaron al suelo.

—No es un regaño, solo me preocupo por la misión. Alguien tiene que hacerlo.

Lavanda ya no lo soportó y salió del callejón. Dabeb simplemente desapareció y viajó hacia otras sombras, le molestaba tener que vigilar de cerca a alguien en quien debería confiar por completo, por algo los habían enviado en pareja.

***

La gran mayoría de los alumnos se dirigieron al comedor, en unos minutos sonaría el timbre para cenar.

—¡Zed! —le gritó Amanda desde atrás, justo antes de que él entrara al comedor.

Zed se dio vuelta y la miró, pero no dijo nada.

—Estaba pensando en lo que me dijiste —comenzó ella, acercándosele—. Todavía no puedo creer que me hayas hecho eso, realmente espero que pierdas las becas. ¿Harías eso por mí, amor?

Escuela de Villanos [1]: Los IniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora