Capítulo 1: Inicio de clases

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¡¡Ring!! Sonaba el timbre de inicio de clases en el Colegio Villano de Bald. Se trataba de la Escuela Nacional creada por el mismísimo Bald, un prócer mundialmente conocido por sus hazañas, con poderes de fuego y hielo, por eso, los colores del colegio eran el azul y el rojo.

Aunque Bald ya había muerto hacía tiempo, se lo recordaba con mucho respeto y cariño. Nunca faltaban monumentos, desfiles o actos nacionales en su honor. El Colegio Villano de Bald, por ejemplo, estaba lleno de cuadros y estatuas de su creador.

Este colegio era uno de los mejores y más prestigiosos del territorio. Se especializaba en mejorar los poderes individuales de los jóvenes y formarlos en educación nacional, para que el día de mañana pudieran defender a su patria dando lo mejor de sí mismos.

Justo ahora estaba por comenzar el primer día de clases del año. Todos los chicos, de todos los cursos, se reunieron en el Salón Principal, la sala más grande del colegio, siempre decorada con los colores de la bandera villana: el rojo y el negro. Contaba con varias filas de asientos aterciopelados de los mismos colores que la bandera, que miraban hacia un estrado. Allí se encontraba ahora mismo el director junto a un escritorio y una bandera villana.

El director, un hombre castaño que aparentaba unos 40 años, estaba vestido con su mejor traje. El primer día de clases siempre era el más importante para él, pero sobre todo este en particular, ya que debía comunicarles a sus alumnos sobre cierto evento de suma relevancia.

—Feliz comienzo de clases, chicos —comenzó, abriendo los brazos en una expresión de bienvenida y brindándoles su mejor sonrisa.

Recibió algunas miradas ansiosas por parte de los alumnos en los asientos más cercanos, aunque lo que más se escuchó fueron varios murmullos de insatisfacción, insultos, bromas, etc.

—Bueno, veo que no están tan felices después de todo —comentó, sin perder la sonrisa—. Pero miren el lado positivo, ¡se reúnen con sus amigos!

—Eso lo tenemos en el verano también. —Se escuchó la voz de Rain.

El director agudizó su visión para encontrar entre la multitud a quien había pronunciado esas palabras. No tardó en encontrarlo: Rain, aquel jovenzuelo de cabello azul eléctrico y expresión de niño travieso. Vestía una camisa con dos o tres botones más desabrochados de lo reglamentario, mientras miraba de manera desafiante al director.

Puesto que Rain era hijo de dos de los villanos más importantes de la Nación, el director midió sus palabras antes de responderle. El comentario del muchacho podría haber sido algo desubicado, pero sus padres eran quienes más aportaban con donaciones al colegio, además de la cuota mensual, en la que muchas veces no tenían problemas en pagar de más.

—Parece que no tenemos muchas ganas de empezar. ¿Eh, Rain? —lo inquirió entonces el director, intentando sonar amistoso.

—La escuela apesta —contestó él.

Los demás chicos comenzaron a apoyarlo en un murmullo generalizado. Rain, además de haber heredado los poderes de sus padres —el control del agua y la electricidad—, había heredado su fama y reputación en toda la Nación. Físicamente era alto y algo musculoso, por lo que la mayoría de las chicas estaban locas por él. Todo esto, Rain lo tenía bastante en claro y, lejos de molestarle, no dudaba en utilizar sus privilegios.

—Mmm... —meditó el director, dándose cuenta de que, a pesar de que se tratara de Rain, debía poner un poco de orden—, empezamos con el pie izquierdo, ¿me vas a hacer que te castigue el primer día, Rain? —Borró por completo su sonrisa y cambió su tono de voz por uno más amenazante.

El chico puso mala cara, pero se quedó callado y poco a poco, los demás también fueron bajando sus voces.

Así estaba mejor.

—Tengo una gran noticia que darles —comenzó a hablar nuevamente el director en cuanto hubo silencio—: este año, se realizarán ejercicios para ganar unas becas organizadas por el Concejo de Villanos, con las cuales podrán ir a entrenar y a trabajar junto con los mejores villanos del país, y aprenderán todo sobre ellos.

Ahora se escucharon aclamaciones, ¡todos querían esas becas! El director sonrió, ese era el recibimiento de principio de año que estaba esperando.

—¡Voy a ganar una de esas becas a como de lugar! —Destacó la voz de Flux, un estudiante pelirrojo con la capacidad de producir y controlar el fuego, aunque todavía le faltaba mucho entrenamiento para llegar a masterizar ese poder.

El director se sonrió al escuchar este comentario, conocía a Flux desde pequeño, y, a pesar de que era un poco terco y algo explosivo, tenía fe en que podría lograr lo que se proponía.

—Sí, cómo no —escuchó que Katy le respondía burlesca a Flux—, como la vez que dijiste que le ganarías a Rain en las carreras del verano, perdiste como los mejores.

Varios rieron con ese comentario, y a Flux se le escapó una llamita de las manos. Siempre que se enojaba le salía fuego, no es que él quisiera hacerlo, era involuntario, aun no podía controlarse.

Katy se rio poniendo sus verdes ojos en blanco, y el director negó con la cabeza, desaprobando su comentario. A ella también la conocía de pequeña, tenía unas increíbles habilidades de transformación felina que la llevaban a ser una de las más ágiles del colegio. Además, a la hora de atacar, sus dientes y garras se volvían extremadamente afilados y peligrosos.

El director carraspeó, para volver a poner la atención de los estudiantes en su persona y que dejaran de charlar entre sí:

—Para ganar una de estas becas —continuó—, tendrán que superar varias pruebas eliminatorias. Solo aprobarán cinco de ustedes, que serán los elegidos para trabajar junto con los mejores.

En ese momento, el director disfrutó del silencio que se generó y de los rostros llenos de expectativa que ahora atendían a sus palabras. Había más de cien alumnos allí, y, sin embargo, solo cinco de esos rostros serían los elegidos.

—Otro dato que les puede interesar —agregó, después de unos segundos de disfrutar del silencio expectante de los estudiantes—, es que quienes estén participando de las becas, estarán eximidos de participar en las clases normales.

Después de revelar semejante noticia que generó emoción en los chicos, el director procedió a dar su discurso anual sobre la bienvenida de los nuevos estudiantes y algunos otros temas, para finalmente liberarlos y así pudieran ir a instalarse en las habitaciones.

Se trataba de un colegio internado, los estudiantes pasarían nueve meses juntos, aprendiendo, entrenando y creciendo tanto individual como con sus camaradas, hasta que volvieran a sus casas en las vacaciones de verano. El director sabía que le esperaba un arduo, pero satisfactorio trabajo. Además, a él también lo emocionaba la idea de llevar a cabo esas pruebas y conocer finalmente a los cinco ganadores.


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Créditos del mockup en multimedia: hecho por YessGS14

Escuela de Villanos [1]: Los IniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora