Día 4: Wany

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Esta prueba no era nada sencilla para Wany. Teletransportarse no aumentaba sus chances de encontrar cofres, estaban ocultos en lugares impensados o había muy pocos. En cuatro días solo había podido encontrar uno que estaba bastante a la vista entre las ramas de un árbol: 7 puntos.

¡Este parque-bosque escolar era enorme! Y debía guardar sus energías para todos los días que quedaban de ahora en adelante y para utilizar sus poderes como emergencia en caso de que alguien quisiera atacarla. Una noche casi que la atacan, pero por suerte pudo teletranpostarse lejos y escapar, no estaba segura de quién había sido, pero le pareció escuchar gruñidos. Ay, realmente esperaba poder quedar entre los treinta finalistas.

Esa mañana, divisó un cofre en la copa de un árbol.

"Bueno, puedo usar mi teletransportación para llegar hasta él" —pensó.

Al principio le pareció una mala idea. Después, simplemente tuvo miedo de hacerla. Y finalmente, lo intentó. Se teletransportó hasta allá arriba y tomó el cofre, pero la gravedad fue más rápida que ella y comenzó a caer, logró teletransportarse antes de impactar, pero aun así no fue muy precisa y cayó de cara al suelo.

—Auch. —Escuchó una suave voz masculina a sus espaldas—. ¿Estás bien?

Wany se levantó de prisa. Era Tad, ¡el amigo de Flux! ¡Qué vergüenza! Intentó aparentar normalidad ante él, disimulando que el golpe hubiera sido la gran cosa, sacudiéndose los pastos que se habían quedado pegados a su abrigo de lana.

—Sí, sí —le respondió—, pude frenar el impacto. Descubrí que puede haber cofres arriba de los árboles —le comentó nerviosa, para cambiarle de tema.

—¡Oh! —exclamó él—. No me había fijado arriba, qué observadora. ¿Te importa si buscamos juntos? —le ofreció—. Los dos podemos hacernos invisibles en caso de ataque —dijo, bromeando.

¿Cambiar su soledad por la compañía de Tad? Wany lo observó por unos momentos, Tad era alto y se notaba que pesaba menos de lo que debería una persona de su altura. Además, su piel era muy pálida y contrastaba con su cabello negro. Se veía tierno a su manera, pero no era una belleza muy hegemónica, recordó que a Stacey le parecía lindo y sonrió.

—Entonces, ¿hacemos un equipo? —volvió a preguntarle Tad. Ah, rayos, otra vez Wany se había quedado divagando en su mente en vez de responder.

¿Estar a solas con el mejor amigo de Flux? Se sentía extraño, pero no le pareció que fuera correcto negarse, por lo que aceptó. Tad se mostró complacido por la respuesta y continuaron buscando cofres mientras charlaban. Sorprendentemente resultó muy ameno conversar con él, Wany notó que comenzó a sentirse en confianza bastante fácil y sin que se sintiera extraño.

—Tú te haces invisible y te teletransportas —le venía diciendo Tad—, pero ¿cuál de los dos poderes es tu favorito?

Era una pregunta interesante, nunca se había detenido a pensar en eso.

—Creo que la teletransportación —le terminó respondiendo—, pero solamente porque creo que puedo controlarla mejor. ¿Y tú? ¿Cuál es tu poder favorito? ¿Invisibilidad? ¿Intocabilidad?

Tad se rascó la frente, pensativo.

—Ambos son buenos —le dijo.

—¡Oh! —recordó entonces Wany—. ¿Y qué hay de manipular los cuerpos de otras personas? Te vi hacerlo con Speedy en la Primera Prueba, ¿qué se siente eso?

Tad se rascó la cabeza.

—Se siente bastante extraño, no me siento muy cómodo haciéndolo, por eso solo lo uso cuando es de extrema necesidad. Además, todo lo que le suceda a ese cuerpo, a mí se me transmite como el doble de daño. No es muy agradable, creo que es el menos favorito de mis poderes.

Escuela de Villanos [1]: Los IniciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora