Al salir de mi unidad corrí lo más rápido que pude, aún invisible a los ojos de los demás.
Llevaba siete años con mis poderes. Uno puede obtenerlos a cualquier edad, las habilidades son diferentes con cada persona o al menos es muy dificil encontrar a alguien que coincida. Yo nunca había oido ni mucho menos conocido a alguien que se pudiera hacer invisible.
Al principio no sabía como usarlo, se activaban y desactibaban cuando experimentaba emociones fuertes y me tenía que concentrar por horas, pero con con tiempo aprendí a controlarlos, hasta que después de la muerte de mi padre, mis poderes para mí significaban una maldición más que en un don.
Mi padre murió por salvar la vida de un mutante, un amigo suyo.
Es totalmente ilegal saber de la existencia y ubicación de un mutante y no reportarla a ORDEM.
Al final el mutante escapó, pero mi padre fué capturado y recibimos una carta diciendo que obtuvo su correspondiente consecuencia por infracción a la ley, lo que significa que lo condenaron a muerte por traición. Pero del asqueroso mutante bastardo que dejó a su amigo atrás para salvarse el pellejo nunca supimos o escuchamos nada más.
Desde entonces, ser mutante ya no era un don para mí. Un mutante provocó la muerte de un buen hombre. Pero es imposible eliminar los poderes de un mutante. Fué imposible cambiar en lo que me había convertido.
Llegué al fin a la unidad de Aaron, él era la única otra persona además de mamá y Reg que sabía de mi peculiaridad genética.
Oprimí el timbre junto a la puerta y esperé a que mi novio abriera. Segundos después lo tenía de frente contemplando la entrada de un lado a otro sin encontrar nada, como solía hacerlo.
- ¿Maggie? - Dijo él antes de que me lanzara a abrazarlo, alejándolo de la puerta para poder entrar también a la unidad.
Nunca había descuidado el peligro que implicaba el dejar que alguien me viera usar mis poderes, por mucho que mi madre pensara lo contrario.
Aaron cerró la puerta dándome la señal para hacerme visible. Un cosquilleo recorrió mi cuerpo desde la cabeza hasta mis pies, entonces él pudo verme. Mis lágrimas debieron haber corrido mi maquillaje, y mi cabello estaba hecho un desastre tras correr cinco cuadras para llegar ahí.
- Lo siento mucho Maggie - me dijo - me enteré también hace unos minutos, pensé en llamarte pero...
No había por qué decirlo, cualquier línea telefónica estaba controlada en su totalidad por ORDEM para "mayor seguridad". Supuse que Aaron se refería al nuevo artefacto de ORDEM, aquél que podía condenarme a muerte con presionar un botón.
Pero en ese momento tenía más de una razón para llorar.
- Intentaron... - dije entre sollozos - alguien... Acusaron a Reg de ser mutante.
Aaron me separó un poco de mí, dirigió sus hermosos ojos color esmeralda a los míos, pasó un dedo por mi mejilla para secar una lágrima y me dió un suave beso en la frente.
- Tranquila - susurró - no dejaré que nadie te lleve a ningún lugar. Ni a tu familia.
Al conocer a Aaron supe que pondría su vida en peligro, como aquel mutante hizo con mi padre, no le deseaba eso a nadie, no dejaría que me atraparan, y si lo hacían, o me iría a la horca con él o no lo mencionaría ni siquiera para despedirme...
Pero eso no había ocurrido aún. Ya llevamos juntos dos años, nos conocimos en la escuela. Desde hace 70 años la escuela se imparte por diez años desde los 7 hasta los 17 de manera intensiva para lo que el gobierno llamaba "una rendición favorable y mayor conciencia del ambiente que nos rodea". Aaron era el chico más guapo de toda la preparatoria y es el más generoso, comprensivo y dulce de los novios.
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Oculto
FantasyEl mundo es diferente. Ha nacido una nueva raza, personas con grandes habilidades, los humanos los llaman mutantes y los están cazando. Hace más de 50 años, cuando los mutantes se consideraron una amenaza, nació ORDEM o la Organización de Redención...