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Perdí la noción del tiempo después de las primeras horas, y aunque de alguna manera podía calcular la hora aproximada tomando en cuenta el sueño que tenía, el tiempo interminable me consumió.

Intenté dormir. Ya ni siquiera estaba segura de si estaba cerrando los ojos pero la oscuridad era tan grande que sentía que estaba en un vacío infinito.

Al despertar, el recuerdo de la luz entrando por la ventana de Aaron y él acariciando mi brazo, o los rayos de sol pegando en mi cara por las mañanas en el pueblo, se desvaneció con un parpadeo.

El tiempo no avanzaba y sentía que mi subconsciente contaba los segundos. Cuando la comida llegaba no abrían ninguna rendija de luz, solo escuchaba algo en el techo y luego cayendo al suelo. Sabía horrible y parecía que era lo mismo una y otra vez pero al menos no tenía hambre.

Pero aún tenía razones de sonreír.

Resiste Maggie, falta poco. Reg fue a ver a tu madre hoy, y está bien, se mudó a la unidad de una amiga suya al parecer, y dicen que Aaron también está a salvo.

No hablaba mucho pero al menos me tenía informada. En mi caso no volví a usar mis poderes, tenía miedo de que ORDEM pudiera averiguar eso, además mis sentidos estaban muy confundidos y podía ser que hiciera invisible al escritorio de Carol Woods de pronto.

Así que tomando el cuenta las veces que dormí y las veces que llegó comida desde el techo, estuve ahí dentro al menos una semana.

Cuando la puerta del techo se abrió me dí cuenta de que mis ojos estuvieron cerrados bastante tiempo.

La luz lastimaba terriblemente y tardé unos minutos en poder abrir los ojos, pero por lo menos al fin había salido.

- ¿Disfrutaste tu estadía? - Carol Woods con su firme uniforme blanco conformado por una elegante bata y ropa azul, se encontraba de pie frente a mí con su asquerosa cara seria.

Le sonreí aún parpadeando.

- Mucho, de hecho prefiero quedarme ahí.

Guardias azules me pusieron las esposas de pronto y me empujaron bruscamente dejándome de rodillas.

- Me temo que eso no es posible.

Acababa de salir de esa horrenda celda y de pronto la oscuridad volvió a opacar mi vista tras sentir una punzada en el brazo.

No tuve tiempo para pensar en ello más que al despertar. Me habían sedado para trasladarme a algún lado. Al abrir los ojos nuevamente me encontraba en un laboratorio con dudoso equipo por todos lados y estaba conectada a un montón de máquinas que hacían ruido y emitían luces.

A mí lado tres enfermeros hacían notas en portapapeles y al pie de la cama blanca (Que se sentía muy suave después de haber dormido en el piso sólido por una semana) Carol Woods una vez más con la misma expresión, sujetaba instrumentos de cirugía en las dos manos.

Al intentar hablar mis labios no se movieron, como si una extraña gravedad provocará que los mantuviera unidos, y después de negar en mi dirección Carol dió unos pasos para quedar a mi lado.

- Señores, podemos comenzar.

Las máquinas se encendieron y los presentes acercaron extraños aparatos y detectores a mi cabeza.

- Es increíble la cantidad de mutágeno que hay en este organismo.

- Además de que no es cualquier mutágeno, aunque se parece mucho al del chico que capturamos hace tiempo.

Lo único que podía hacer era mirar. Mis brazos y piernas atados, mi boca dormida y mis sentidos alterados no eran de mucha ayuda, ni siquiera podía concentrarme del todo.

OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora