CAPÍTULO 17

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Con movimientos torpes, Kwon Hyun Woo consiguió dejarse caer sobre la gastada silla giratoria detrás de su escritorio. Suspirando pesadamente, alcanzó la botella de licor junto con el pequeño vaso de cristal. Sabía perfectamente que apenas y eran poco más de las diez de la mañana, pero sinceramente él ya no podía vivir sin un buen trago.

Las últimas dos semanas había estado pasando la mayor parte del tiempo en la oficina, incluso si eso significaba simplemente beber hasta perder la conciencia. Sabía que no había la gran cosa que hacer, después de todo sus negocios habían ido en picada y su empresa estaba prácticamente en la bancarrota. Sin embargo, él se reusaba a vender lo poco que le quedaba. Le gustaba fingir que todo estaba bien, que era el mismo hombre de hacia algunos años, y que seguía teniéndolo todo. Vaciando el contenido de su vaso, se reclinó en la vieja silla y cerró los ojos. Quizás una pequeña siesta le vendría bien después de todo.

—Esto definitivamente es una pocilga...— la grave voz teñida en desprecio consiguió espabilar al hombre. Abriendo los ojos, Hyun Woo encontró frente a él a un alto hombre de cabello cenizo, quien sonrió de medio lado mientras se adentraba en su oficina, con toda la confianza del mundo— Si me hubieses vendido cuando estaba interesado, ahora podrías estar retirado en algún lugar en Miami, disfrutando a lo grande.

—Hace tiempo concordamos en que era estúpido. — tambaleándose, consiguió levantarse de su asiento para enfrentar al hombre que no había visto en mucho tiempo. Han Ji-Sung era uno de los viejos amigos que había conocido en los días en que era corredor de bolsa. El tipo había sido un buen hombre, sin embargo, había comenzado a arrinconarlo cuando sus problemas financieros habían comenzado, sus acciones fueron picada y su suerte se convirtió en maldición. Desde entonces, había conocido al verdadero empresario que era él, un comprador de empresas en quiebra.

—Tu vida pudo haber tomado otro rumbo. — presumió mientras comenzaba a pasearse alrededor de la maltrecha oficina. Frunciendo el ceño, se detuvo justo al lado del viejo librero con anticuadas enciclopedias. Tomó uno de los ejemplares mientras chasqueaba la lengua con desagrado— Pudiste haberme escuchado. Para este momento, bien podrías estar compartiendo tu vida con una hermosa mujer veinte años menor a ti, quizás con un bebé o dos.

—Yo ya tenía una familia cuando me diste tu oferta. No necesitaba otra.

—¿Y dónde está tu familia ahora? Desde que tu hija falleció, tu esposa se convirtió en una bruja y tu hijo decidió convertirse en un incorregible rebelde. — ante el silencio y la sorpresa del ebrio hombre, una sonrisa afloró en sus labios— Sé algunas cosas, Hyun Woo.

—¿Qué quieres de mí? — inquirió, viéndose verdaderamente irritado— No creo que estés aquí simplemente para regodearte. Estoy seguro de que tienes cosas más importantes que hacer.

—Después de todo, no eres tan distraído. — sonrió— Como sabes, me dedico a comprar empresas en quiebra, para transformarlas en buenos negocios. Tengo socios que están interesados en convertir esto...— señaló a su alrededor— En alguna potencia que estoy seguro dará buenas remuneraciones.

—Ya una vez te dije que no estaba interesado...— tambaleándose, consiguió hacerle frente— ¿Por qué crees que esta vez será diferente?

—Porque yo tengo algo que tú quieres...— relamiéndose los labios, sacó de su cazadora un moderno teléfono móvil. Desbloqueando la pantalla, se lo tendió. Tomándolo con dedos temblorosos, Hyun Woo le miró una última vez antes de fijar su atención en el aparato, sintiendo enseguida cómo su corazón se detenía y sus piernas perdían fuerza. Su niño pequeño, tirado sobre una cama deshecha, con la piel pegada al hueso, luciendo verdaderamente a punto de morir— No será definitivo, tan sólo se trata de un lapso de un año. A cambio, lo tendrás en tus manos.

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