Entre al baño y me di una ducha rápida, me cepillé los dientes y perfume el cabello, me puse un suéter, jeans y tenis. Cuando bajé ella estaba en la cocina.
- ¿Lista para ir a cenar? - pregunto sonriendo.
-No, mírame, no estoy en condiciones, además ya cené. - conteste apenada.
-A mí siempre me pareces hermosa - dijo con una sonrisa coqueta y no pude evitar sonrojarme, me quedé muda por unos segundos, realmente no esperaba un comentario así de su parte - Yo no he cenado, será en algún lugar sencillo... no te preocupes.
- ¿Y usted conoce lugares así? - pregunté sonriendo.
- ¡Claro que sí!
Salimos de la casa corriendo pues aún llovía, ella se limitó a conducir, me incomodaba el silencio, pero me daba terror decir una palabra, cedería mi herencia solo por saber que pasaba por su cabeza... ella sabía todo de mí, pero yo no sabía nada de ella... Me llevó hasta un pequeño restaurante con apariencia de bar, las luces eran tenues y el clima era cálido. En cuanto entramos me sentí cómoda. Nos sentamos en la mesa más alejada, y una mesera nos siguió.
- ¡Buenas noches! Saludo a ambas con una sonrisa agradable - ¿qué le sirvo esta noche? - preguntó directamente a Echeverri.
- Algo ligero, una ensalada cesar por favor.
- ¿Enserio? - interrumpí - Condujo 30 minutos por una ensalada, yo se la hubiera preparado en casa.
- ¿Y qué sugieres? ¿Pizza y hamburguesas?
-No, pero mínimo una buena pasta - refuté con una sonrisa- ¡un fetuccini Alfredo por favor! - pedí a la mesera que me miraba indecisa como esperando la confirmación del adulto.
- ¿Que gustan de beber? -
- Yo quiero una limonada.
-Pensé que le gustaba el vino... - ella entrecerró los ojos y me miró para después dirigirse de nuevo a la mesera.
-Para ella una malteada de fresa. -ordeno por mí y me disgusto.
-No me apetece una malteada, quisiera solo agua mineral por favor- pedí y ella sonrió con sorpresa.
La chica se marchó con nuestro pedido y volvió a surgir un silencio incomodo por unos minutos, hasta que ella rompió con el hielo.
- ¿Qué planes tienes para mañana? - preguntó vacilante
-No lo sé ¿dormir? Ver televisión...quizás invitar a muchos amigos, hombres para que se paseen por mi casa sin camiseta. - dije para molestar y ella fingió molestia, pero al final sonrió.
-Lamento eso. - confesó avergonzada. - Me preguntaba...si... - titubeaba nerviosa y yo solo la miraba atenta tratando de adivinar lo que quería decir - ¿Podríamos hacer algo mañana? - soltó sin más.
-No lo sé, tenía planeado un gran día. - ella sonrió juguetona.
-Está bien...igual podemos ver televisión y dormir juntas – me ruborice de inmediato, ella obviamente se divertía.
-Sus platillos... - interrumpió la mesera colocando un enorme platillo de pasta para servir en el medio.
-Yo sirvo gracias- dijo para despechar a la mesera, en cuanto se alejó continúo hablando- ¿ahora dime qué pretendes con la pasta? ¿Tú eres la dama y yo el vagabundo? - dijo juguetona.
- ¡Basta! ¡Me estás cohibiendo! – reclame, ella sonrió y se puso de pie, me sirvió una porción enorme en el plato y ella se sirvió la mitad, la miré con reproche e hizo gesto de inocencia.
ESTÁS LEYENDO
PETRICOR
RandomUna mente enferma lo único que necesita es un tratamiento psicológico, pero para una psicóloga loca solo se necesito de una hermosa adolescente. Rebeca Jones reconocida psicóloga de 35 años entro en la vida de Asia Echeverri cuando apenas tenia 17...