Habíamos quedado de vernos a las 2 en un restaurante de comida italiana cerca del parque donde solíamos pasear, pero ya pasaban de las 3 y no respondía a mis llamadas, no tuve mas remedio que llamar a su chofer y me dijo que Asia ya estaba en casa, me pareció bastante extraño, porque jamás me había dejado plantada, intenté comprender, pero su chofer era demasiado discreto por lo que no me dio más que la información necesaria.
Cuando llegue a casa Lucia me recibió con un tomo| de voz alarmante, como si supiera exactamente a que se debía mi prematura presencia en casa.
Lucia fue quien me recibió con cierta alarma en su voz, como si supiera exactamente a qué se debía mi prematura presencia en casa.
- La señorita regreso temprano de la escuela llorando, le pregunte si se sentía mal, si le dolía algo, pero ni siquiera respondió. - solo escuché y seguí mi camino a su habitación, pero estaba el seguro puesto, iba a tocar cuando Lucía volvió a interrumpir.
- Está dormida ahora, me tomé el atrevimiento de abrir la puerta porque la niña no respondía, quería ofrecerle algo de comer, no ha comido. - la fulmine con la mirada y ella de inmediato se excusó - El señor me ha pedido que use las llaves cuando la señorita se encierre y no responda.
-Está bien, dame la llave, yo me encargo- cuando lucia se fue abrí la puerta y efectivamente estaba dormida, se veía tan tierna abrazada a un peluche que su padre le había regalado hace años.
Me quite el abrigo, lo coloque en el sillón de la derecha y me senté a su lado, aún tenía el rostro enrojecido, me incline y bese su frente, después su nariz y luego ligeramente sus labios, abrió los ojos y me dolió el alma al ver que estaban hinchados de tanto llorar.
- ¿Que pasa mi amor? - dije acariciando su rostro, ella suspiró con tristeza. - Me tienes preocupada. - enlazo sus manos en mi cuello y me abrazó con fuerza. - ¿Te hicieron algo?
- No quiero hablar ahora, solo abrázame. - pidió y se dio la vuelta para que pudiera abrazarla por la espalda, de inmediato me metí en la cama y la abrace fuerte a mí, acaricie su cabello por más de una hora, estaba a punto de quedarme dormida cuando mi celular comenzó a sonar sin parar.
-Asia...
-Lo sé, ve no te preocupes.
-Como voy a ir cariño, si ni siquiera sé que es lo que te pasa.
-Estoy bien, es una tontería, más tarde hablamos. - me senté en la cama para mirarla a los ojos, quería saber qué estaba pasando.
-No es una tontería si estas llorando. - ella me miró y sus hermosos ojos volvieron a cristalizarse, se sentó en la cama y rápidamente seco sus lágrimas como si le avergonzada.
- ¡Bebé! - Guz interrumpió energética en la habitación sin siquiera tocar, se detuvo de golpe al mirarnos en la cama
- ¿Estás llorando? - preguntó de inmediato - ¿Pero que mierda le hiciste ahora? - preguntó vuelta en furia avanzando hacia a mí, estaba a punto de contestar cuando Asia brinco de la cama y se lanzó en sus brazos, como si fuera su maldito super héroe
- ¿Que te hizo está ahora? - Le susurro al oído con una mirada asesina sobre mí y yo no pude evitar blanquear los ojos.
-Ella no me hizo nada... - fue hasta que Asia me eximió de culpa cuando la chica dejo de mirarme y se concentró en Asia
La separó de su cuerpo apenas unos centímetros para mirarle a la cara, le seco las lágrimas y de la forma más melosa la siguió cuestionando, no podía observar más la escena, así que me acerque a la ventana para ignorarlas.
-Es Dana, la foto que subiste a Instagram está en una estúpida revista social, ella la vio y me humilló frente a todos - Me gire de inmediato de nuevo a ellas, no podía creerlo acababa de llegar y ya le había dicho todo.
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PETRICOR
RandomUna mente enferma lo único que necesita es un tratamiento psicológico, pero para una psicóloga loca solo se necesito de una hermosa adolescente. Rebeca Jones reconocida psicóloga de 35 años entro en la vida de Asia Echeverri cuando apenas tenia 17...