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Emma

No puedo creer que William haya hecho esto, no lo creo.
Lo miro, sonrío y lo abrazo.

Lo veo abrir una cartulina y su interior dice: -¿Quiéres ser novia, amiga, peliona, enojona para el resto de nuestras vidas?

Su carita de perro rogón me hace reír y le dijo que si.

El me abraza muy fuerte y nos besamos.

Lo veo levantarse y extender su mano.
Me levanto con él y nos movemos como si hubiese una canción suave y romántica sonando en la habitación.

Nuestros cuerpos unidos y con ritmo melodioso es de lo mejor, no creo sentir mariposas en el estómago, pero si algo que no me deja tranquila y me hace sonreír como loca desquiciada.

William

Me siento tan bien estando tan cerca de ella, cada movimiento me eleva a una altura de la cuál no quiero bajar.

La música en mi cabeza para, y me quedo como un cursi tonto enamorado mirándola a los ojos, son tan bellos, su sonrisa nerviosa que parece fingida pero no lo es, me encanta.

Mis labios tienen sed de los de ellas.

Me acerco, los beso. Que rico se siente besar y más si es al lado de la persona que tanto te gusta.

Tomo su cara con una mano y con la otra tomo su cintura para pegarle a mi.

Lentamente mis manos se deslizan por dentro de su blusa en la parte de atrás, se siente tan bien y sin bra mejor. Se erizó con sólo tocar su espalda.

Mis manos están descontroladas, lentamente van bajando por su pantalón corto de pijama y no tiene bragas puestas, está bien húmeda, su respiración en mi oido es agitada, su corazón se aceleró, bueno; el mío está peor.

-¿Quieres que hagamos esto? -pregunto mientras trago el nudo seco de mi garganta.

-Sería pecado si después de estar excitada me quede así. Hagamozlo.

Me he quedado atónico con lo que me dijo. Pongo mis  manos de cada lado de si cintura y dejó caer sus pantalones y decido desabrochar su camiseta de pijama.

Ella quita mi ropa con mucha delicadeza y besa mi hombro mientras saca la camisa de mis brazos.

Estamos desnudos, mi erección está... No se cual deba ser la palabra pero al parecer mi  miembro creció más de lo normal en cuestión de segundos.

Caemos a la cama yo encima de ella y ella sonríe, cada caricia en sus piernas es un gemido tierno y una sonrisa encantadora.

Beso sus ricos labios y estoy nervioso, jamás lo había estado.

Notas a mi puto vecino (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora