Capitulo 29

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Ya llevo tiempo trabajando en la empresa de mi papá y debo decir que es de maravilla, extraño la universidad ya que de perdido podía faltar, pero en el trabajo tengo que ir.

Voy hacia la cocina, desde hace días he tenido el estómago revuelto, pero siento que es mi cuerpo acostumbrándose al trabajo. Antes no hacía nada y ahora que estoy sintiendo el peso de estar sentada en una oficina ya comprendo a mi papá.

─Buenos días. ─saluda mamá.

─Buenos días.

─ ¿Quieres desayunar?

─No, me siento un poco mal.

Se acerca y toca mi frente.

─No tienes temperatura.

─Lo sé, pero siento mi estómago revuelto solo con ver la comida me da asco. ─hago una mueca al ver la comida.

─Eso te pasa por estar comiendo en la calle, últimamente Dean y tú se la pasan comiendo pura comida basura.

─Lo sé, pero es que Dean quiere probar comida callejera y la verdad, no sabe mal. ─alzo los hombros.

─Como sea, no deberían estar comiendo tan seguido.

─Ok. ─le doy un beso en la mejilla. ─Adiós, mamá.

Cuando llego a mi oficina me encuentro con una señora limpiando mi escritorio, cuando me ve sonríe.

─ Buenos días, ¿Quiere un café?

─No, gracias.

La vida laboral es tan aburrida, simplemente llegas haces tu trabajo y te vas, una vida tan rutinaria que llega a aburrir. Mi papá me dijo que, aunque él sea dueño de la empresa no quiere decir que voy a estar de floja.

Algunas personas cuando me ven pasar fingen ser los mejores o están hablando que desearían un aumento, me imagino que esperan que le diga a mi papá.

Estoy haciendo unos balances cuando suena mi celular, sonrío al ver que se trata de Dean.

─Hola. ─me recargo en el respaldo de la silla, ya que solamente he estado en una posición incómoda por la computadora.

─Vamos a comer. ─se escucha emocionado. ─Encontré un lugar y me dijeron que está bueno.

Dean conoció a un chico en el bufete que viene de una familia humilde, al parecer se hicieron amigos y el chico se la vive diciéndole que debería de darse un baño de humildad probando de todo, comprar en mercados, comer en puestos de la calle, etc. Dean se lo tomó muy enserio y me dijo que no estaría mal que yo hiciera lo mismo, al principio me opuse, la verdad es que no me gusta comer cosas grasosas, desde que estaba chica me ha gustado cuidar mi figura, pero terminó convenciéndome y la verdad es que la comida esta deliciosa.

─No creo...no me he sentido muy bien.

─ ¿Qué te pasa?

─Tengo el estómago revuelto y me siento muy cansada, cuando salga del trabajo me iré a acostar.

─ ¿Quieres que vaya a verte?

─No, la verdad es que quiero descansar y no creo ser buena compañía ahora.

Suelta un suspiro.

─Bien, hablamos más tarde.

─Adiós. ─cuelgo.

(...)

Siento que mis pies son dos rocas ya que los siento muy pesados, terminé todo el trabajo sin descanso, para poder irme más temprano.

La Zorra y El Mujeriego (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora