1. Primer día

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Acababan de caerme cinco años de cárcel, cinco años de cárcel a mis dieciocho años de edad, por culpa de Alfred.

Mis padres me miraron con cara de pura decepción a medida que me iban metiendo varios policías en la furgoneta policial, mis padres no me creen, mis padres creen que yo he blanqueado dinero y que he estafado a miles de personas, cuando en realidad fue el puto Alfred, el cual ahora estará de puta madre en su casa viendo a través de las noticias cómo me llevan a la cárcel, cuando salga lo voy a matar, lo tengo muy claro.

Mientras que entraba por las puertas de la cárcel, veía cómo el mundo se me echaba encima, no iba a ver la luz del sol en cinco años, ni tocar el piano y tampoco iba a poder a seguir sacando singles.

Claro, a no ser que mis padres quieran pagar dos millones de euros para que me saquen de aquí, cosa que no van a hacer porque no tienen tanto dinero.

Entré y me llevaron a un sitio donde había una especie de recepción con muchos casilleros, y tuve que dejar en una bandeja mis cosas.

-¿Cuántos años tienes? -Dijo la chica que había delante de los casilleros, supuse que era una presa porque iba vestida de amarillo-. ¿Dieciocho?

-Sí...

-Oh -dice con una sonrisa maliciosa la cual me dio mucho miedo-. ¿Y cómo te llamas pequeña?

-Amaia, Amaia Romero

-Me gusta -sonríe-. Yo soy Mimi Doblas

-Ah -dije dejando mi móvil sobre esa bandeja-. Pues encantada

-¿Cuantos años te han caído? Si tienes cara de niña buena

-Mi novio me engañó, y se puede decir que no debería de estar aquí, cinco años

-Joder la niñita -se ríe y hace un gesto exagerado-. Pues bueno, yo ya te contaré algún día qué hago aquí en el trullo, nos vemos Amaia

-Adiós Mimi

Una mujer me llevó hasta una sala vacía, me dijo que me quitara la ropa y que me pusiera contra la pared. Me dio una ducha como si fuera un animal y luego hizo una cosa un tanto asquerosa, me metió un dedo por el culo y por mi vagina por si me había metido algún tipo de droga por ahí para meterla en la cárcel.

Después me vestí con la ropa de la cárcel y la mujer (la cual me dijo que era la gobernanta de la cárcel) me dio una bandeja con una pequeña bolsa de aseo, sábanas y un par de toallas y un vigilante de seguridad me llevo por la cárcel hasta que nos paramos delante de una celda.

-Amaia Romero, celda 178

-¿La nueva? ¡En mi celda no! -dijo una chica de pelo rizado bastante guapa aproximándose hacia el vigilante-. Ya puedes estar metiéndola en otra

-Miriam vete a tu celda de nuevo o te vas directa a aislamiento

-¿Crees que me da miedo ir a aislamiento?

-Amaia Romero, por favor, métete en tu celda -dijo el vigilante señalando la celda-. Ahora mismo

Eso hice, me metí en mi celda, hay un par de literas, una a cada lado de la celda, una mesa en el centro con cuatro sillas y poco más.

La tal Miriam estuvo hablando con el vigilante y se metió en la celda.

-Escucha novata -dijo acercándose a mí-. Como se te ocurra convertirte en una soplona por ser la nueva... La vas a cagar, ¿sabes qué hago yo con las soplonas bonita?

-¿Q-qué haces?

-Las mato, ¿has captado el mensaje? Bien, pues ya puedes estar poniendo tus sábanas antes de que te echen la bronca

Y se marchó de la celda, yo puse las sábanas como ella me dijo, aunque no sabía muy bien por qué estaba haciéndole caso a ella, se ve que es la jefa de aquí o algo por el estilo.

Me senté en mi cama rendida y me puse a pensar, estar aquí es una mierda, quiero hablar con mis padres, explicarles la verdad y que me saquen de aquí, quiero que abran los ojos y que no me tomen por una estafadora loca, yo no he hecho nada, ha sido Alfred, el puto Alfred.

Empecé a llorar, sólo quería llamar por teléfono a mi casa o solicitar un vis a vis para hablar con ellos en persona, tienen que estar muy decepcionados conmigo.

Las horas iban pasando y yo seguía en mi cama llorando, y de repente llegaron dos chicas a la celda, y una de esas era la tal Mimi:

-¡Hombre! -dice Mimi sentándose a mi lado y dándome un abrazo-. Si eres mi nueva compañera de celda, ¿qué tal?

-¿Es nueva? -dice la otra chica que venía con Mimi-. Vaya, siempre nos tocan las nuevas

-Tía Mireya -dice Mimi-. Siempre pagas con las pobres nuevas tu depresión de no poder llevar tacones en la cárcel, no tienen la culpa

-No me recuerdes lo de los tacones por favor -dice suspirando-. Bueno novata, ¿qué hace alguien como tú aquí en la cárcel?

-Su novio la engañó -dice Mimi hablando por mí ya que yo sigo llorando-. Básicamente no debería de estar aquí en realidad

-¿Cuántos años tiene que pasar aquí?

-Cinco

-Joder -se ríe la tal Mireya-. No veas la novata

-Oye pero no estés así Amaia -me abraza Mimi-. Aunque bueno, es normal, es tu primer día

-¿Amaia? -dice Mireya-. Es un nombre curioso, yo soy Mireya, Mireya Bravo

-Ya, un poco -dije entre sollozos-. Y b-bueno, gracias por animarme Mimi, supongo que me acostumbraré

-Claro que te acostumbrarás pequeña Amaia -dice Mireya-. Yo ya llevo aquí tres años y estoy de maravilla

-Yo llevo sólo uno -dice Mimi suspirando-. Me quedan siete todavía

-Joder -dije yo-. ¿Y qué hicisteis?

-¡Puf! -dice Mireya riéndose-. Lo mío empezó robando unos tacones, y después bastantes más cosas

-Yo si quieres te lo cuento en otro momento, esta noche -me sonríe Mimi-. Porque no vas a dormir nada, así que es mejor pasar tu primera noche en la cárcel hablando con alguien que llorando sin parar, te lo digo por experiencia pequeña

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Bueno, pues ya tenía ganas de empezar este fanfic!!

Está inspirado en la serie Vis a Vis ya que me encanta esa serie.

Y bueno, si veo que hay bastante apoyo seguiré, por ahora dejo por aquí el primer capítulo y ya está

Chao!❤

Love In Prison | AmiriamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora