9. ¿Me crees?

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Otro nuevo día en la cárcel.

Tenía un día para encontrar la droga de Mimi y Miriam no me había dicho nada sobre ella, así que como siga así tendré que hacerlo yo misma, aunque me da muchísimo miedo.

Bajé a desayunar después de ducharme y me senté sola porque lo necesitaba. Y cuando más lo necesito noto que alguien se sienta a mi lado, pero sigo con la mirada fija en mi comida haciendo como si la persona que se había sentado a mi lado no existiera.

-¿Qué pasa amor? —me sobresalté al oír esa voz, era Mimi—. Te veo triste

-¿Amor? —la miré rápidamente incrédula—. ¿De verdad me llamas así después de amenazarme?

-No es mi culpa que hayas perdido mi droga

-¿Y tú qué sabes? Puede haber sido otra persona

-Pero estaba en tu macetero

-¿Y qué? Alguien puede haberla cogido

-Hola Mimi mi amor —dice Ana sentándose delante nuestra—. Qué guapa estás hoy

-Ana, vete que no estoy para tus mierdas —le espeta Mimi—. Además tengo novia

-Sisi... sabes que sigues enamorada de mí

Entonces Mimi me agarra de la nuca y me acerca a ella para unir nuestros labios y besarnos.

-¿Te ha quedado claro ya? —le dice Mimi—. Pues venga, FUERA

Entonces Ana se va con cara de indignada. Ahora mismo no tengo nada claro, a mí se suponía que me gustaban los chicos y fin, pero la verdad es que besar a una chica no está nada mal, pero tengo mis dudas, si se supone que Mimi es mi novia, debería perdonarme lo de la droga, porque se supone que me quiere.

Mis pensamientos quedan interrumpidos al ver a Miriam sentarse delante nuestra, casi me caigo al ver lo guapa que iba hoy.

-Esto... —dice Miriam—. Mimi, tengo que hablar con Amaia

-Vale, como quieras —dice dirigiéndose a Miriam para después hablarme a mí—. Nos vemos enana

Me da un pico y se va.

-Madre mía, que casi os liáis delante mía

-Mmm... —la miro pícara—. Ayer no te dio tanto asco besarme

-¿Qué? —se ríe—. Sólo era para creerme que eras bollera, en fin, vamos a lo que vamos

Me dolió que se riera, se había tomado a broma lo que para mí había sido lo mejor que me había pasado desde que entré a la cárcel.

-Em... Sí, ¿qué querías?

-Que tenemos que quitarle la droga a Mireya porque no me la va a dar así como así

-Vale, mañana se la tengo que dar a Mimi

-Pues esta noche se la quitamos cuando se pire a fumar, y suena fácil pero no lo es, porque todos los días cambia la droga de sitio, y no siempre está en la habitación

-¿Entonces cómo lo hacemos?

-Tenemos que empezar a buscar ya

-¿Pero tú no eres como su mejor amiga?

-Sí, ¿y?

-Pues que te dirá dónde la tiene

-Sí, pero sólo me lo dice cuando le pido un porro

-Pues pídele uno

-Me lo tengo que fumar delante de ella para que sepa que es para mí y no para otra persona, y yo dejé los porros

-Joder... ¿Y no puedes hacer un esfuerzo?

-Me volveré a enganchar Amaia...

-¿Y no puedes amenazarla? Eres la más poderosa de aquí verdad

-Sí, pero ella también lo es

-Joder... Voy a morir como no se la de a Mimi...

-Se me ha ocurrido una idea —dice con una sonrisa maliciosa—. Esta noche nos vemos en la habitación 

Y se marcha para sentarse al lado de Mireya, no entiendo muy bien cuál es su plan, pero espero que consiga la jodida droga porque si no me voy a meter en un buen problema.

-Venga Mireya —escucho la conversación de la mesa de atrás, y por lo que parece es Fayna—. Dame algo para empolvar mi naris

-Esta noche en mi celda y te lo doy

-Vale

Miriam me lanza una mirada cómplice disimuladamente sin que se de cuenta Mireya y asiento, ahora sí que teníamos un problema.

-Romero —la voz de Merino me atraviesa los dos tímpanos—. Tienes un vis a vis

-¿Pero no era una vez a la semana?

-Es un familiar que no te ha visto todavía y lo hemos permitido

-Me cago en todo...

Todo el cabreo se me pasó cuando llegué a la zona de las mesas y vi a mi hermana.

-¡Angela! —fui corriendo a abrazar a mi hermana pero duró poco porque nos separaron—. ¿Qué tal todo?

-Bien

Se la notaba seria, seguro que mis padres le habían comido la cabeza antes de que viniera a verme.

-¿Qué pasa? Estás seria

-No pensaba nunca verte en la cárcel y me impacta un poco

-Ya.... Bueno, no es mi culpa estar aquí, aunque seguramente no me creas porque papá y mamá te habrán di...

-Sí te creo Amaia —me corta—. Te creo y voy a hacer lo que sea para que salgas de aquí, si hace falta robar, robo, si hace falta matar, mato

-¿Me crees? —las lágrimas empezaron a salir solas—. ¿D-de verdad?

-Sí Amaia —me agarra las manos y sonríe—. Eres mi hermana y te quiero más que a nada, y me quedaría aquí si tuviera más tiempo, pero he quedado, la semana que viene vuelvo, quería verte aunque sea dos minutos

-Vale...

Nos abrazamos como despedida.

-Te quiero Angela

-Y yo a ti Amaia

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A ver hay menos palabras en este capítulo pero creo que ha estado bien

Y bueno decidme cómo creéis que va a ayudar Angela a Amaia si tenéis alguna teoría

Y bueno espero que os haya gustado y que os quiero :)

Love In Prison | AmiriamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora