10. Déjate llevar

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Mi hermana acababa de decirme que me iba a ayudar. Pero, ¿cómo? Si seguramente mañana Mimi me mate por no haberle devuelto su droga, aunque confío en Miriam.

Y espero que Mireya no le de justo la droga de Mimi a Fayna, porque la cagaríamos bien cagada.

Me fui a buscar a Miriam para saber de qué forma iba a conseguir la droga, porque si al final se echaba atrás y no quería ayudarme me iba a tener que buscar la vida.

Fui a la azotea donde supuse que estaría Mireya con todas las demás, y efectivamente allí estaban todas, todas menos Miriam.

Me acerqué a ellas para preguntar.

-¿Habéis visto a Miriam?

-No —responde todas a la vez, y continúa Mimi—. ¿Pero qué coño os ha dado a las dos? ¿Estáis saliendo?

-¿Qué? ¡No!

-Más te vale

Y me marché para buscar a Miriam, no tenía ni idea de donde podía estar, a lo mejor estaba buscando la droga, así que para eso tendría que estar en un lugar donde hubiera poca gente o nadie. Fui a la habitación y no había nadie, pero vi que todas teníamos nuestro neceser de ducha menosbella, así que fui a las duchas corriendo.

Llegué y no había nadie pero se oía una ducha.

-¿Miriam?

-Dime

La mandíbula me llegaba al suelo. Miriam estaba plantada ahí delante mía envuelta en una toalla que hacía que se apreciasen sus fantásticas curvas, definitivamente estaba cachondísima.

-Era para preguntarte sobre...

-Espera —me corta—. Que alguna puede estar metida en un baño

Entonces fue abriendo de una patada cada puerta intentando sujetarse la toalla para que no se le cayera y cuando vio que no había nadie se sentó en un banco y dio varias palmaditas a un lado suyo para que me sentara con ella, y obedecí y me senté a su lado.

-¿Cómo vas a conseguirla?

-Será fácil, no te preocupes por eso

-Bueno, como quieras...

-Mmm... —se acerca más a mí, y me pone más nerviosa—. ¿Te acuerdas de ese favor que te dije que no era como los de Mireya?

-Sí...

-Bien, pues... ¿Qué te parece si me lo haces ahora y luego te consigo la droga?

-Esto... —tragué saliva—. Vale

-Bien, pues déjate llevar

-¿Qué? ¿A qué te refieres?

-Coño Amaia que te líes conmigo

-¿Y... por qué?

-¿Acaso no tienes las mismas ganas que yo?

Claro que las tengo joder, y esta oportunidad no la puedo rechazar, así que me senté a horcajadas sobre Miriam y empecé a besarla apasionadamente, y ella empezó a desabrochar mi chaqueta para masajear mis pechos, y lentamente introdució una mano por debajo de mi pantalón.

-Miriam —dije sacando su mano de mi pantalón—. Eso ya... no

-¿Qué pasa?

-Es que tengo la regla y te vas a manchar y nuestra ropa también, buah qué vergüenza...

-Bueno, pues me conformo con esto

Agarró mi nuca y unió nuestros labios en un dulce pero corto beso, seguidos de muchos más besos con nuestras lenguas buscándose ansiosas y pidiendo más, y yo tuve que contenerme para no arrancarle la toalla que seguía llevando puesta mientras que nos besábamos.

-Bueno... —dije cuando nos separamos para coger aire—. Entonces... ¿Me vas a conseguir la droga?

-Que sí Amaia tú tranquila

-Es que... No sé, parece que estás evitando el tema

-Porque tampoco quiero pensar mucho en ello, no sé muy bien todavía cómo voy a conseguirla

-Pero si en el desayuno parecía que lo tenías muy claro

-Buah Amaia que no te ralles con el tema —me da un beso en la frente—. Que todo va a salir bien

-Vale...

-Pero no estés triste

-Es que estoy nerviosa, porque a lo mejor me muero mañana y no lo sé

-No voy a dejar que te mate Mimi, ¿entiendes?

-Gracias jo

-De nada jo —dijo imitándome—. Y deja de estar triste

-Está bien

La noche cayó rápido, y por la tarde no hice nada en especial, lo mismo de siempre.

Me tumbé en mi cama y al rato escuché a Miriam hablar.

-Mireya

-Dime

-¿Vamos a la azotea?

-Vale, así fumo

Y cuando Mireya se alejaba Miriam se quedó un poco atrás para sonreír y guiñarme un ojo antes de irse. Después me quedé dormida y no supe cuando volvieron.

Mientras, Miriam y Mireya...

-Mireya necesito droga

-¿Tú? ¿Droga?

-Sí: yo, droga

-¿Para qué?

-Coño Mireya pues para lo que se usa la droga

-¿Y qué droga quieres?

-No sé, enséñame lo que tengas

-Vale, tienes suerte porque hoy la escondida en la azotea, espera un momento

Mireya se fue y a los cinco minutos volvió. Y Miriam encontró justo la que quería.

-Esta

-¿Esa? Mmm... Es que Fayna iba a venir esta noche a la celda a pedirme droga y tenía pensado darle esta

-Pues dámela a mí tía, que me debes muchas

-Pues me vas a tener que pagar

-Mireya por favor, no metamos dinero de por medio y dame la puta droga

-¿Y si la compartimos?

-No Mireya, y además no me la iba a tomar ahora

-Pues entonces vas a tener que pagarme

-Joder —suspiró la gallega—. ¿Cuánto?

-Doscientos euros

-Rebájamelo un poco, ¿no?

-Ciento cincuenta, ahí se queda

-Bueno, pues me la das y yo te pago mañana

-Está bien, toma

Y por fin le dio la droga a Miriam, Miriam estaba feliz, pero tenía claro que el dinero no lo iba a pagar ella, lo iba a pagar Amaia, por muy enamorada que estuviese de esa chica tan inocente, ella no iba a perder ni un euro.

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Aviso de que en el siguiente camino va a haber un plot twist, ahí lo dejo

Y bueno espero que os haya gustado este capítulo!!❤

Love In Prison | AmiriamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora