4. Bolsitas de cocaína

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Aitana se fue con la tal Nerea y al rato me salí de la ducha y até mi toalla al cuerpo, me sequé el pelo, me vestí y fui a un váter para hacer lo propio y cuando salí me topé con Miriam de frente.

Nuestras narices chocaron, y al apartarnos, ella puso una mano en mi cadera y me miró de arriba a abajo mientras que yo temblaba nerviosa, no sabía qué hacer. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que habíamos chocado y desde que había puesto su mano en mi cadera, pero me miró divertida y se metió en el baño del que yo había salido, y yo me fui a un lavabo para peinarme (me había secado el pelo pero no me lo había peinado todavía), era la única que quedaba en el baño, Miriam todavía no había salido del baño, tampoco me preocupaba mucho, es la que manda aquí así que no creo que alguien le esté haciendo daño.

Escuché su voz como si estuviera hablando con alguien, más bien por teléfono, pero no llegaba a oír lo que decía. Después de un rato salió del baño y se quedó petrificada al ver que yo seguía ahí.

-Em... —dije nerviosa—. No... No voy a decir nada

-Mira —dice poniendo un dedo en mi pecho para señalarme—. Eres la primera en saber que tengo un móvil, y desde luego vas a ser la última, como me entere de que alguien más lo sabe te vas a enterar, ¿vale rubita?

-Va-vale...

-Que tampoco te voy a comer eh

-No no... si ya lo sé —me quedé pensando un momento y se me cambió el chip por completo, no sé por qué—. Si tú a mi no me das miedo

-¡JA! —dice cogiéndome la nuca—. Me gusta, pareces una chica valiente, pero en realidad seguro que eres una miedica, nos vemos rubita

Me dejó con la palabra en la boca y se marchó dem baño, yo me miré a el espejo una última y salí del baño dirección a el invernadero, era lo que me tocaba hacer según me habían dicho, tenía que cultivar mi planta.

Llegué y me dieron una especie de pala pequeña y una regadera. Empecé a hacer un hoyo para meter la planta en la maceta, y a medida que iba quitando tierra veía algo plateado, lo cogí y era una pequeña bola, estaba segura de que eso era droga, y seguramente es la que esconde Mireya.

No sabía muy bien qué hacer con ella, si dejarla donde estaba y seguir con lo mío o quedármela y tirarla por el váter. Al final decidí dejarla y preguntarle a Mireya si es suya.

-Mireya —me acerqué a ella para que nadie nos escuchase—. Esto...

-¿Has escontrado...?

-Sí

-Vale, es mía, déjala ahí, vuelve a tu planta antes de que alguien sospeche anda

-Vale

-Gracias por avisar, no me acordaba

-De nada

-Y acuérdate de lo de esta noche, es muy importante

-Vale

Y volví a mi planta a seguir haciendo lo de antes, todavía no había visto a Aitana, y estaba un poco preocupada por su chica, ¿estaría grave? Por ahora no debería meterme mucho donde no me llaman, ni siquiera debería de fiarme de Mimi, que es con la que mejor me llevo por ahora.

Que hablando de ella está justo delante mía porque acaba de llegar.

-¡Hey Amaia! —sonríe—. Lo siento por dormirme anoche pero no podía más, ¿dormiste bien?

-No te preocupes, dormí bien aunque echo de menos mi cama

-Yo la verdad es que ni siquiera me acuerdo de cómo era mi cama de cómoda, pero bueno, te acabas acostumbrando, como a todo en esta vida

-Sí —sonrío tristemente—. Supongo

-Bueno, me voy a poner con mi planta, nos vemos

-Adiós

Volví a pensar en lo de esta noche, y realmente tenía mucho miedo, porque si me pillan me matan literalmente, y no puedo darles ese disgusto a mis padres, ni a mi familia en general, quiero salir de aquí viva por lo menos.

{•••}

Ya estábamos Mireya y yo en la azotea, todas estaban jugando, menos unas cuantas que estaban charlando sentadas en los bancos y otras como Mireya y yo que estábamos fumando (Mireya me dio un cigarro por adelantado).

-¿Crees que no me pillarán? —le pregunté—. No estoy segura de si lo voy a hacer bien

-Pero lo vas a hacer bien, si no, ya sabes qué es lo que va a pasar

-Ya, pero...

De repente desconecté y empecé a mirar a Miriam, me quedé embobada viendo cómo se movía por la pista de baloncesto con el balón, como sonreía cuando hacía canasta o cómo le lanzaba miradas de odio a las del equipo rival, realmente es preciosa... ¿Qué estoy diciendo?.

-Amaia, ¿me estás escuchando? —me preguntó Mireya moviendo la mano delante de mi cara para que dejase de mirar al infinito (aunque más bien era a Miriam)—. Estás empana' hija

-¿Qué? Si... Si te estaba escuchando

-No Amaia, que te he pillado mirando a las demás jugando, ¿te gusta ya alguna o qué?

-No, si a mí me gustan los chicos

-¡JA! —gritó una chica que estaba a pocos metros de nosotras—. Eso dijimos todas cuando entramos pequeña

-Te diría que pasaras de ella... —se ríe Mireya—. Pero ha dicho una verdad como una casa de grande

-Bueno, si tú lo dices...

-Total, que lo que te estaba diciendo mientras estabas mirando a la nada era que dentro de nada van a cerrar, así que vámonos cerca de la papelera

-¿Me tengo que meter ahí?

-Claro, pero tranquila, que se vacía y te metes, total, no tiramos muchas cosas ahí

-Ah vale

Fuimos allí, tiramos lo que había dentro y me metí dentro, Mireya se quedó un rato ahí y cuando estaban cerrando se despidió de mí y todo el mundo se marchó, y cuando escuché la puerta cerrarse me entró el pánico.

Abrí un poco la puerta para mirar ai venía la maldita paloma, y a las dos horas por fin vino la paloma, que se posó en un banco, me salí y fui corriendo hacia ella, la cogí y le quité de las patas un par de pequeñas bolsitas con lo que suponía que era cocaína, no sabía dónde guardarla, así que cogí una horquilla y me pillé las dos bolsitas en el pelo, no sabía cómo iba a salir esto, pero si antes tenía pánico ahora estaba al borde del ataque.

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Me he creado twitteer! (proudragoneyy)

Y espero que os haya gustado el capítulo❤

Love In Prison | AmiriamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora