-Que me ha dicho de vernos esta noche Mireya es que no sé que hacer buah, ¡qué horror!
Me había puesto muy nerviosa a lo largo de la mañana, y sólo quedaba una hora para que empezara a oscurecerse el día, y ahí estaba yo, dando vueltas por la azotea con Mireya al lado intentando calmarme y repitiendo continuamente que estaba exagerando las cosas.
-¿Qué horror ni qué na' chiquilla? Que sólo te ha dicho de veros en el baño
-Ya, pero...
-Ni peros ni peras, ¿te quiere y tú le quieres verdad?
-Sí, bueno, yo creo que ella sí que me quiere, yo a ella sí le quiero
-Pues entonces —dice gesticulando con los brazos y suspira—. Amaia hija, que no tenéis doce años
-Ya... Si es que no sé ni cuántos años tiene
-Tiene veinte o veintiuno
-Buah es un poco mayor
-¿Tú eres tonta? Son solo dos o tres años
-Ay no sé Mireya —me llevo una mano a la boca morderme las uñas—. Creo que no voy a ir
-Sí que vas a ir Amaia, ella te quiere
-Tengo miedo
-De volver a los infiernos
-¿Qué?
-Nada —dice restándole importancia a lo que acaba de susurrar—. Bueno, que vas a ir y punto
-Joder... —suspiro—. Está bien
-Si vais a acabar follando
-Espera a que nos demos un beso en condiciones, que sólo me dio un pico una vez y ya está
Obviamente no iba a contarle a Mireya aquella escena en los baños, todavía tengo el "déjate llevar" grabado, y lo recuerdo siempre esperando a que un día las dos nos dejemos llevar de verdad por la pasión y el placer, aunque vivamos entre rejas.
-Claro, y ya después folláis —dijo Mireya haciendo que dejara de pensar
-Esto de llevar la relación a escondidas no me gusta
-Pues como alguien a parte de yo sepa que estáis juntas y se lo diga a Mary, date por muerta
-Gracias por animarme, eres una gran amiga —dije con ironía—. Creo que me voy a ir a la celda o algo, es que no sé que hacer hasta que llegue la hora de la cena
-¿Un cigarro? Te hace falta
-Mmm... Vale
{•••}
Ya habíamos terminado de cenar, y yo directamente me fui a las duchas, seguía estando nerviosa y no sabía exactamente por qué, Miriam me quiere, ¿qué problema hay para que esté así? No tengo ni idea pero sólo pido que estos nervios se me pasen ya.
Al cabo de una hora, Miriam apareció por la puerta, y por acto reflejo me levanté y fui hacia ella.
-Hola —dice Miriam recuperando oxígeno—. He tenido que venir corriendo y con cuidado para que nadie me viera
-Tranquila —me reí nerviosa—. Justo al acabar de cenar me vine aquí
-¿Y qué hacías aquí tan pronto?
-No sé... Me apetecía, no tenía otra cosa mejor que hacer, prefería estar aquí
-Ah...
-Te noto nerviosa
-Es que... —dice pasándose la mano por el pelo mientras suspira—. Tengo la sensación de que va a pasar algo y no sé el qué, pero yo te noto a ti nerviosa también
-Em... Sí, bueno... Un poco, es que no sé por qué has dicho de vernos
-¿No está claro? —dijo agarrándome por la cintura y acercándome a ella con una sonrisa pícara—. Nos habían interrumpido, ¿me recuerdas por dónde nos habíamos quedado?
Sonreí y me puse de puntillas para juntar nuestros labios en un beso. Un beso que llevaba esperando mucho tiempo, un beso lleno de amor y pasión, un beso que no quería que acabase jamás.
Por fin tenía a Miriam.
Su lengua no tardó mucho en pedir permiso para abrirse paso entre mis dientes y encontrarse con mi lengua, y yo (obviamente) le di permiso. Nuestras lenguas jugueteaban y se buscaban ansiosas dejándose llevar por el deseo.
Nos separamos para coger aire y Miriam empezó a desabrochar mis botones.
-¿Ahora no me dirás que tienes la regla otra vez no?
Como respuesta gruñí para que continuase con su labor, y después yo imité sus pasos, tampoco sé muy bien que hacer, va a ser mi primera vez con una mujer, y debería decírselo.
Nos metimos en uno de los cubículos cuando ya estábamos completamente desnudas y continuamos con los besos y chupetones. Pero Miriam paró.
-¿Es tu primera vez con una mujer?
-Sí...
Se quedó pensativa por un momento y empecé a sentirme insegura, pero continuó hablando.
-Vale... Tranquila, lo haremos bien —me da un beso en el cuello—. ¿Vale?
Asentí con la cabeza y después nos dejamos llevar por el deseo, la pasión y el amor, justo como yo había deseado. Sabía que Miriam tenía unas manos preciosas, y los dedos tampoco se quedaban atrás, pero lo que no sabía es que podía hacerme sentir en una nube con ellos.
Intenté hacerlo lo mejor que pude, ella no había comentado nada mientras lo hacía, simplemente soltaba gemidos y jadeaba, así que cuando ya estábamos tumbadas en las duchas acompasando nuestras respiraciones, me atreví a preguntar.
-¿Lo he hecho bien?
-¿Que si lo has hecho bien? —se rió, pero después esbozó una sonrisa que me tranquilizó—. Lo has hecho de maravilla
-Ay, gracias —sonreí
-¿Y yo?
-También
-¿Entonces te gusta hacerlo con las mujeres?
-Con las mujeres no sé, pero contigo sí, y mucho
Me dio un beso en la frente y nos quedamos un rato más allí, en el suelo, mientras que yo tenía la cabeza apoyada en el pecho de Miriam y ella hacía dibujos imaginarios con la yema de sus dedos en mi espalda, por cada rincón de ella.
Y de repente, a la mierda todo.
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No me matéis por dejarlo así!! Que sabéis que yo os quiero
Espero que os haya gustado el capítulo, por fin ha llegado lo que tanto esperábais :)
Y hoy os voy a recomendar a otra persona que escribe unos fics buenos, es enloquecernos y me gustaría que os pasárais por sus fics y les diérais amor
Y bueno, nos vemos en el próximo capítulo (y no me matéis por hacer spam, ¡ya paro!)!!
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Love In Prison | Amiriam
Fanfiction-¿La nueva? ¡En mi celda no! ¿Quién iba a decirle a Miriam que Amaia iba a pasar de ser simplemente "la nueva" a ser su otra mitad?