8. No quería meterme en problemas

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Me quedé en mi celda más indignada de lo que estaba, espero no ver más a Alfred hasta que salga de la cárcel y lo mate.

Mimi entró a la celda de repente y se sentó a mi lado.

-¿Qué ha pasado?

-Alfred —subí la cabeza para mirarla a los ojos—. Que quiere que me quede embarazada porque dice que así hay más posibilidades de que salga de aquí pronto

-Pues no te ilusiones porque vas a tener que estar esos cinco años con tu hijo

-Ya, si eso lo sé, y además es que no quiero quedarme embarazada porque soy muy joven y bastante tengo con intentar cuidar de mí misma

Mimi se ríe y baja la vista a nuestras manos, que están muy cerca, y de repente entrelaza mis dedos con los suyos y se acerca a mí.

-Yo cuidaré de ti

Y se quedó mirando mis labios fijamente y se relamió, a partir de ese momento los nervios empezaron a atacarme, ¿qué hacía yo ahora? ¿La beso? ¿Me besará ella?

Todas mis dudas se acabaron cuando Mimi acortó la distancia que quedaba entre nosotras uniendo sus labios con los míos. Su lengua apareció rápido y yo le di permiso para que explorase toda mi boca al igual que lo hacía yo con la suya. Después bajó a mi cuello y empezó a repartir besos que cada vez eran más húmedos acompañados de mis jadeos y gemidos.

-¡Eh! ¿Qué coño hacéis? —de pronto Miriam entra a la celda y se nos queda mirando—. En mi celda no folléis

-Pero si también es nuestra celda Miriam —dice Mimi—. Bueno, ya de todas formas nos acabas de interrumpir

-Iros a los baños o lo que sea, pero aquí no

-Venga Amaia —dice agarrándome de la mano—. Vamos a otro lado mejor anda

-Sí... Pero... Em... —no sabía cómo dcir de alguna forma que quería quedarme en la habitación—. Ve yendo y ahora voy yo

-Ah, vale, pues te espero

Y salió de la celda. Realmente quería quedarme un momento a solas con Miriam, quería saber por qué se comportaba de esa forma tan extraña conmigo, a veces está bien conmigo, y otras me empuja contra la pared y me grita, pero debo reconocer que no pude evitar mirar sus labios cuando me empujó.

Si estaba jugando conmigo, yo también ibs a jugar.

Estaba sentada en su cama, y yo me puse en frente haciendo como que cogía algo y prácticamente le puse mi culo en su cara.

Y el juego se terminó pronto.

-Amaia, ¿qué coño haces?

-Yo —me di la vuelta—. Nada, ¿he hecho algo?

-Sí, me acabas de poner tu culo en toda la cara

-Ah, pues perdona... —cuando me iba a salir de la celda me volví a girar y me armé de valor para preguntarle lo que me rondaba por la cabeza—. ¿Por qué eres así conmigo?

-¿Así cómo?

-Unas veces te cabreas conmigo y otras estás feliz, y bueno, en otras me jodes el polvo

-No sé, pero, ¿de verdad que te la ibas a follar?

-¿Por qué lo dudas?

-Porque yo pensaba que eras hetero, aunque seguramente la que te habrá besado ha sido Mimi y tú ni tendrías pensado liarte con ella

-¿Tan segura estás?

-Venga —dice levantándose de su cama—. Atrévete a besarme

Entonces me levanté con decisión y me puse delante suya, acerqué mi cara mientras que la torcía hacia un lado y ella hacía lo mismo, hasta que la agarré de la nuca y la besé eliminando la poca distancia que quedaba entre nosotras. Sus labios dieron paso a mi lengua y los míos a la suya, nuestras lenguas jugueteaban haciendo infinitos hasta que me separé de ella.

-¿Has visto como era capaz?

-Sí —dice sonriendo

-AMAIA —Mimi entra de repente y me agarra del cuello de mi camiseta y me empuja a la pared—. ¿DE QUÉ COÑO VAS?

-¿Qué... —estaba ahogada y no podía apenas hablar—. Pasa...?

-Eh —dice Miriam—. Déjala

-¿Que qué pasa? Que mi droga ya no está y la tenía escondida en tu macetero del invernadero

Ahí me acordé del momento en el que le dije a Mireya que había encontrado droga en el macetero y me dijo que era suya. Así que Mireya me había mentido.

-¿No vas a decir nada? Bien, pues tienes dos días para encontrar mi droga y devolvérmela, ¿entendido?

-S-sí...

-MIMI —dice Miriam apartándola de mí—. Que te he dicho que la dejes en paz

-¿Y a ti qué coño te ha dado con ella?

-Que te vayas Mimi

Y Mimi se marchó de allí y yo me senté en mi cama y las lágrimas salieron solas.

-Joder... Que yo no quería meterme en problemas

-Si no te metes tú en problemas te meten las demás, así que esto tenía que pasar, a todas nos ha pasado

-¿Pero qué hago yo ahora si no sé dónde coño está su droga?

-Amaia sí que lo sabes, te vi con ella en la mano y después la volviste a enterrar

-Es que... Bueno, se lo dije a Mireya

-Pues la tiene ella, y seguramente la habrá vendido

-¿Y no puedes conseguírmela de alguna forma?

-Puedo hablar con ella pero... Entonces me debes un favor

-Em... No me gustan los favores

-Tranquila que no son favores como los de Mireya

-Ah, vale

-Me voy a buscar a Mireya y ahora te digo, nos vemos

-Hasta luego

No me puedo creer que la que más manda de la cárcel me haya besado y que además me esté ayudando.

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Bueno pues el amiriam ya va surgiendo :)

Espero que os haya gustado y gracias por apoyar el fic, os cuero

Love In Prison | AmiriamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora