Capitulo 10.

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Es posible.

O si no, más que complicado, comenzaba a sentirme definitivamente fuera de

control.

La razón por la que Jordan quería tan desesperadamente cambiar autos con Parker era porque tenía una cita para hacerse la manicura y pedicura, y ya que íbamos tarde, no tenía tiempo para dejarme en el dormitorio. Así que por defecto, ya que tenían un espacio, también me hice la manicura y pedicura.

El lugar en el que estábamos se llamaba Los Salones de la Indulgencia. Eran varios cuartos pequeños en un edifico principal, y diferentes cosas pasaban en cada cuarto. Y, por supuesto, Jordan tenía citas en diferentes cuartos.

—No, tienes que depilarte las cejas con cera —dijo ella después que terminamos en el salón de las uñas. Luego se inclinó hacia mí—. Pero, ¿qué te duele? Sólo un poquito más de forma de la que tienes ahora.

Me quedé de pié en la entrada y vi como ella se acostaba en la silla reclinable y la mujer enceraba sus cejas. Nunca antes me había depilado con cera. Pero se veía relativamente poco doloroso.

Cuando Jordan había terminado, decidí qué demonios. Puntear mis cejas era un trabajo tedioso de todas formas, así que tomé un turno.

¡Ay! Estaba equivocada. ¡Sí dolía! Y la razón fue porque ella removió gran parte de mis cejas.

Me miré en el espejo cuando terminó.

—Tienes un arco natural —dijo ella con un acento de algún país escandinavo—. No tomabas ventaja de él. ¿Ves lo grande que se ven tus ojos ahora? Él hombre estará deslumbrado.

—No necesito deslumbrar a un hombre —gruñí—, tengo un novio. 

—Entonces él estará encantado.

—Ella tiene razón —dijo Jordan—. De verdad tus ojos se destacan ahora.

—Mis cejan aún hormiguean.

—Eso pasará pronto, y si no lo hace, puedes ponerte un poco de hielo cuando volvamos al dormitorio. Pero, honestamente, la próxima semana dolerá menos.

—¿La próxima semana?

—Seguro —dijo—. Lunes de mantenimiento es un ritual de semana para mí. Ya que estamos las dos afuera, eres más que bienvenida a venir, sólo que la próxima vez te haremos una cita.

¿Lunes de mantenimiento? Dios.

—Una vez al mes me hago el facial, el pelo y masajes —añadió. Negué con la cabeza.

—Jordan, no puedo pagar por eso cada semana. Un corte de pelo y una manicura ocasional es, de verdad, todo lo que mi presupuesto puede aguantar.

—Papá me dio una tarjeta de crédito para usar en lo que sea que quiera. También puedo usarla para pagar por tus cosas.

¿Estaba loca?

—Gracias, Jordan, pero no voy a dejar que tu papá pague por mis cosas. 

—¿Por qué no?

No podía creer que estuviese preguntando.

—Porque creo en pagar mis propias cosas.

—A él no le importará, Megan. El dinero no es para nada un objeto para él.

—Bueno, es un objeto para mí. Me uniré a ti cuando pueda, pero no cada semana.

—Está bien —dijo, con un poco de tristeza en su voz—, pero si cambias de opinión... él dijo que se supone que use la tarjeta para divertirme, y pasar tiempo contigo es divertido.

Thrill RideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora