Capitulo 17.

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–¿Hace cuánto tiempo has estado viendo a este chico?

Sarah y yo estábamos en Starbucks. Supe que era un gran error beber café después de oscurecer, pero necesitaba algo para quitarme de encima el letargo causado por los medicamentos para el dolor. No eran pesados ni nada, sino lo suficiente para lograr que no me importara mucho que mi hermana me haya atrapado en los brazos de un chico.

—No nos hemos estado viendo —respondí.

Ella estaba usando su expresión crítica de sé-lo-que-vi. Nunca me había molestado eso.

—Seguro, a mí me parecía como si se estuvieran viendo —dijo ella, y pude escuchar la desaprobación en su voz.

—Me estaba llevando, debido a que se mostró preocupado por mi pie.

—¡Vaya, supongo que todas esas risitas no gritaban exactamente “preocupación”!

—No eres mi jefe.

¿Cuán adulto sonó eso? No mucho. Pero era verdad.

—¿Nick sabe de él?

Eso fue un golpe bajo. Me hizo sentir culpable cuando no había razón alguna.

—No hay nada que tenga que saber. —Tiré tres paquetitos de azúcar en mi café. Por lo que ahora tendría una alta concentración de cafeína y azúcar. Estaría escalando las paredes antes de haber terminado aquí.

Sarah puso su mano sobre la mía antes de que yo cortara otro paquetito de azúcar.

—Mira, Megan, sé lo que es estar lejos de casa por primera vez, sin el control de los padres, sin límites, libertad completa...

Quité mi mano debajo de la suya.

—No es así. Parker es el hermano de mi compañera de cuarto. Estuvimos todos juntos en el lago. Solo un gran grupo, teniendo diversión. Que me llevara no significa absolutamente nada. Somos solamente amigos.       

 Ella me miró fijamente, parpadeando.

—Realmente lo crees —dijo, como si no pudiera creer que yo lo creyera. 

—Porque es verdad —dije con énfasis.

Sacudió la cabeza.

—Tal vez tú verdad, no la de él. Él definitivamente está interesado.

—Estaba interesado, pero sabe acerca de mis sentimientos por Nick. Por lo que acordamos ser amigos.

—Oh Dios, Megan, dime que no eres tan ingenua. Los chicos no pueden ser amigos de las chicas. Es biológicamente imposible.

—No me había dado cuenta que súbitamente te convertiste en bióloga. —Abrió la boca y yo levanté una mano para detener cualquier comentario—. Convengamos estar en desacuerdo con respecto a esta situación. Estoy más interesada en que estás haciendo aquí y por qué no me dijiste que ibas a venir.

—No te lo dije porque quise sorprenderte, lo que conseguí con un rotundo éxito.

—Bien. Una pregunta respondida, siguiente pregunta —dije, irritándome realmente con ella—. ¿Por qué estás aquí? ¿No tenías una boda que planear o algo igual de importante que hacer?

Suspirando, levantó un paquetito de azúcar y comenzó a moverlo como si fuera un saco de boxeo en miniatura.

—La planificación me está volviendo loca. Tuve que alejarme.

—Sé que mamá ha sido difícil...

—No mamá. Bobby.

—¿Bobby? —Eso no era bueno—. Quieres decir, ¿tuvieron una pelea? 

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