Que Gane el Mejor (2º bilogía Juego) COMPLETA

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5 meses después...

Merida

Cierro mi libreta de apuntes en el mismo momento en que el profesor dice que ya hemos terminado por hoy. Después de que me dieran el alta en el hospital, tuve que hacer durante un mes y medio rehabilitación por el hueso del brazo que lo tenia roto. Día tras día iba a la consulta para que me pusieran electrodos y me enseñaran a mover el brazo aunque sintiera un dolor terrible. Al principio no quería hacerlo, me daba igual todo y que perdiera movilidad en mi extremidad pero sin saber de donde saqué la fuerza de voluntad, no me perdí ninguna hora. Han sido los peores cinco meses de mi vida, al menos hasta la fecha.

El mismo día que me desperté me dijeron que mis padres murieron hace tres años, que Ian y yo habíamos roto porque se acostó con otra y me contaron el fatal accidente que había tenido. No me acuerdo de nada, y al intentar hacerlo, un dolor de cabeza insoportable golpea mi mente. Es como si tuviera un libro que explicara los últimos tres años de vida y que cuando voy a abrirlo está totalmente en blanco. 

Con todas las noticias con las que me pusieron al día mis amigas caí en depresión. ¿Quien no lo haría? Pierdes a tus padres y a tu novio en el mismo día, aunque haya sido hace tres años, para mi era nuevo, todas las sensaciones eran nuevas. Para mí mis padres seguían vivos el día de antes e Ian y yo eramos felices en nuestro nuevo piso porque habíamos decidido por fin irnos a vivir juntos, pero como si fuera un simple pestañeo, todo eso había desaparecido. Y aún encima hay sumarle que existe la posibilidad de que haya alguien que quiere matarte y que aún no lo ha conseguido. Pues eso, lo veía todo muy negro.

El apoyo de mis amigas fue mi salvavidas. Sus abrazos, su cariño, sus locuras... era como siempre había recordado, y saber que eso, aún pasando tres años no había cambiado, me daba momentos de paz que agradecía enormemente en ese momento. No me dejaron ni ha sol ni sombra. Cada día estaba alguna de ellas dispuesta ha hacer algo conmigo que me sacara de casa y me distrajera, siempre alguna de mis amigas me acompañaba a rehabilitación para asegurarse de que iba y me sacaban una sonrisa cuando menos me lo esperaba. 

Salí a regañadientes de la depresión, en ese momento me parecía lo mas fácil, lo mas cómodo. Me había cansado de luchar contra todo, de buscar los recuerdos que me faltan, de soportar el dolor que quemaba mi pecho. En ese momento estar en la cama, debajo de las sabanas, en la oscuridad de mi habitación y dejar que la vida transcurriera era lo único que necesitaba. Pero no era lo mejor, ni lo mas sano y eso me lo repetía como una mantra continua en mi mente para poder levantarme por las mañanas, para buscar un motivo que quiera despertarme.

La oscuridad lo llenaba todo los dos primeros meses de mi nueva vida, por así decirlo. Todos me decían que era como si acabara de nacer, pero a mi me faltaban muchísimas cosas. Mis amigas y Pedro, aun me estoy acostumbrando a él, me han ayudado mas que nunca y se lo agradezco en el alma. Han conseguido que saliera de ese pozo en el que me había tirado para no ver las cosas como son. La realidad, a veces, duele mucho más que las pesadillas.

Ahora, un poco mas acostumbrada a saber que tres años de mi vida los he perdido, he vuelto a retomar las oposiciones. Estoy totalmente curada de las costillas, del brazo y de todo lo que me causó el accidente, y anímicamente me siento fuerte y con ganas de hacer cosas. Me apunté hace dos semanas a una academia donde te ayudan ha prepararte para el examen. Opositar es muy difícil, pero si apruebas entras en bolsa para poder trabajar en un colegio publico y tener una plaza fija como profesora de educación infantil que para eso me saqué la carrera. No puedo entender por qué dejé pasar tanto tiempo sin estudiar ni intentar aprobar ya que es mi sueño. Mientras tanto, trabajo por las mañanas en la cafetería, que en mi mente es como si llevara un mes trabajando y no tres años, y por las tardes de los lunes y miércoles voy a las clases de ayuda.