22 "Editado"

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Erik

Estoy besando a Merida. Estoy besando al amor de mi vida y no puedo parar de hacerlo. Sin enfado, sin frustración por el medio que pueda ensuciar este momento. La beso como siempre quiero hacerlo, poniendo todo mi corazón en ello. La calidez de la piel de sus mejillas atraviesan las yemas de mis dedos haciendo que se caliente toda mi anatomía. Acerco mi cuerpo al suyo y junto nuestros pechos. Estoy temblando como un autentico niño que está dando su primer beso. Pero estoy así por las ganas que tenia de tenerla entre mis brazos. Nuestros labios encajan perfectamente y su sabor hace que pierda la poca cordura que me quedaba. No quiero separarme de ella nunca mas, no quiero dejarla escapar.

Entorno los ojos para mirarla y veo que ella mantiene los suyos cerrados mientras nos besamos. Me enamoro un poco mas al ver su cara de paz, sus mejillas un poco sonrosadas y sus largas pestañas que adornan unos ojos grandes y preciosos en los que me perdería todo lo que me queda de vida.

Vuelvo a cerrarlos y decido dejarme llevar. La abrazo todo lo que puedo para acercarla aún más y noto como su cuerpo responde a mis caricias y se va relajando. Necesito sentirla mas cerca pero sé que ahora mismo no puedo. Me encantaría poder llevármela a mi casa y poder perderme en ella, que nos amemos como siempre hemos sabido hacerlo desde que nos conocemos, pero siento el mismo nivel de miedo como de paz. Miedo porque ahora mismo le estoy expresando todo lo que siento por ella en este beso, y sé que cuando se termine tendremos que hablar y le tendré que contar la verdad, y no quiero imaginarme como se lo puede llegar a tomar.

No puedo evitar que un gemido se escape de mi garganta cuando entierra sus manos en mi pelo y lo acaricia. Siempre me ha encantado cuando hacia eso.

"Se lo tienes que decir" "Se lo tienes que decir" "Se lo tienes que decir" mi mente no para de repetirme esas palabras y yo intento apagarlas para que me dejen disfrutar un minuto mas de los labios de Merida.

Unos golpes en la puerta hace que Merida se separe de mi como un resorte y un poco de lucidez aparece en mi mente. Me mira con los ojos abiertos de par en par y yo no puedo apartar los míos de los suyos. Me encantaría poder seguir saboreando sus labios sin parar, pero volviendo a interpretar mi papel, por quien pueda ser que esté llamando a la puerta, vuelvo a colocarme la mascara de Marco.

-Adelante.- digo después de carraspear.

Una cabeza rubia aparece detrás de la puerta y su sonrisa se desvanece en cuanto se da cuenta de la compañía que tengo.

-Hola Marco. ¿Podemos hablar un segundo?

-Si claro señorita Martinez. Adelante.- y me dirijo hacia mi mesa.

-¿Ya no soy Marta como el otro día?- y no se me pasa desapercibida la mirada de pocos amigos que se echan entre ellas.

-¿Qué es lo que necesitas?- le pregunto obviando su última pregunta. No sé a que ha venido.

-Yo me voy.- Anuncia Merida mientras termina de recoger sus cosas.

-¿Puedes esperarte un segundo?- le pregunto deseando contarle la verdad y quitarme este peso de encima.

-Lo siento señor Diaz. Pero tengo un poco de prisa. Nos vemos el miércoles chicos.- y después de decir eso desaparece por la puerta y yo me quedo mirando como se va como un completo idiota una vez mas.

-Marco...- la voz de Marta hace que mi mente vuelva al aula y deje de mirar la puerta cerrada. Me fijo en ella y veo que está sentada en el borde de mi escritorio y que la falda se le ha subido mas de la cuenta.

-Si dime. ¿Qué querías?- le pregunto queriendo ir directamente al asunto y poder salir corriendo detrás de Merida.

-He estado pensando... y tengo dos entradas para ir a ver un concierto de música local en el pabellón municipal. Y me preguntaba si te apetece venir conmigo.- Me quito las gafas y me froto los ojos con frustración. No quería haber llegado a ese punto, no quería que Marta se hiciera ilusiones y no quería hacerle daño, pero no puedo ni quiero aceptar su propuesta.

Que Gane el Mejor (2º bilogía Juego) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora