4 "Editado"

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Erik

Fatal, lo estoy pasando fatal. Me siento perdido, sin saber que hacer, sin saber como volver a conquistarla y como hacer que vuelva a recordarme. 

Pegarle la paliza al hijo de puta de Ian, no hizo que me sintiera mejor ni que se arreglaran las cosas, pero al menos esa espinita que tenia clavada se me quitó, porque se lo merecía y mucho. Gracias a esa pelea, la policía encontró al culpable del atropello, salió el juicio y lo metieron en la cárcel. Aun que no el tiempo que a mi me gustaría. Habría preferido que se pudriera en ella hasta el día del juicio final.

En su móvil encontraron unos mensajes que le estuvo mandando a Merida toda la semana anterior al accidente, amenazas de que se le acababa el tiempo. Lo que me sorprende y me jode es que ella no me lo contara en su momento. ¿No confiaba en mi?. O a lo mejor no quería preocuparme. Si lo hubiera sabido antes, lo habríamos denunciado a la policía, o habría ido a por él.

Nos ha jodido a los dos, acabábamos de empezar a tener la historia mas bonita que nunca he tenido. O eso es lo que creo yo, porque no era una historia de película, ni siquiera de las grandes novelas románticas, pero para mi era la mejor, la mas especial. Sobre todo porque la protagonista era ELLA, con letras mayúsculas porque las minúsculas se quedan pequeñas para abarcar lo todo lo que Merida representa en mi vida.

Cuando me detuvieron y me llevaron al cuartel para declarar, tuve que estar mucho tiempo allí, arreglando papeles, llamando a mi abogado y solo recibí una multa económica sentenciando que era una agresión leve por haberme metido en una pelea. Los minutos en ese lugar se me hacían eternos mientras pensaba que Merida seguía en la habitación del hospital y me mataba que sabía que seguiría sin recordarme. 

Terminé de arreglar todo el papeleo y a los cuatro días volví al hospital para ir a ver a Merida. El mundo se me derrumbaba con cada paso que daba y me acercaba a su habitación. La realidad me golpeaba fuerte con cada metro de distancia que recortaba y no tuve el valor de atravesar la puerta de su cuarto. Me quedé allí parado, escuchando a través de la puerta durante muchos minutos, como le contaban todo lo que había sucedido con sus padres y con su ex. Los lloros desconsolados de Merida me mataban por dentro, sobre todo por saber que no podía abrazarla como a mi me gustaría hacerlo para prometerle entre mis brazos que todo saldrá bien. Cada lagrima que me imaginaba que caería por su mejilla, era como un puñal que atravesaba mi cuerpo, dejando una herida que sangraría el resto de mi vida si no llegaba a recuperarla. 

Me sorprendí cuando Pedro abrió la puerta y me aparté rápidamente para que no pudieran verme las amigas ni ella, colocándome en la pared de enfrente. 

-Tío, ¿dónde has estado?- me preguntó bajando la voz para que no nos escucharan.

-Arreglando papeles. Han encontrado al culpable del accidente.- empecé a decir sintiendo como todo mi cuerpo temblaba y me bloqueaba no permitiéndome atravesar la puerta de la habitación en donde se encuentra el amor de mi vida.

-¿Si? ¿Quién ha sido?.

-Su ex.- le expliqué mirando cada dos por tres la puerta entreabierta que me separa de Merida con miedo de que alguna de sus amigas pueda salir y verme tan derrotado. 

-Que hijo de puta.- pocas veces Pedro se enfadaba, y esa era una de ellas.- ¿Quieres pasar?- me preguntó señalando la puerta con un movimiento de cabeza.

-No puedo.- le dije en ese momento muerto de miedo. Él me miró con una ceja levantada sin comprender mi reacción. Mi corazón empezó a latir con fuerza al imaginarme solo esa posibilidad, de pasar a la habitación y que Merida me mire como un completo desconocido. No gracias, no estaba preparado.

-¿Por qué?

-Estoy acojonado.

-Poco a poco irá recordando.- me dijo tranquilo para darme ánimos, pero no me ayudó nada.

-¿Y si no lo hace?- le pregunté con un nudo en la boca del estomago.

-Vuelve a enamorarla.

Un suspiro salió desde el fondo de mi alma y empecé a dar vueltas por el pasillo del hospital. Me froté la cara con las manos en señal de nerviosismo y de frustración porque me siento como un maldito cobarde, pero es que era algo superior a mí.

-Me voy.- le dije una vez tomada mi decisión.

-¿A dónde?- me preguntó mi amigo sujetándome por los hombros antes de que diera un paso con dirección a la salida.

-No lo sé, pero necesito irme.- y el nudo de mi estomago empezó a crecer no dejándome casi ni respirar.

-¿Y qué le decimos a Merida?

-Nada, no le digáis nada de lo nuestro. Que siga pensando que somos amigos, no quiero hacerle mas daño. Demasiadas noticias le habéis dado ya.- le pedí con la suplica reflejada en mis ojos.

-De acuerdo.- me dijo mientras asentía con la cabeza aceptando mi decisión.

-Por favor, cuéntame todo lo que haga ella. Cualquier cosa, me da igual lo insignificante que sea.

-¿Pero a donde vas a ir?.- volvió a preguntar y agradecí en ese momento que no insistiera en hacerme cambiar de opinión.

-No lo se.- y sentí unas ganas tremendas de llorar. Cobarde, cobarde, cobarde me repetía mentalmente, pero es que no podía ni sabía hacer otra cosa.

-Cuídate amigo.

-Cuídala tío.- le dije señalando la habitación.


Salir del hospital sin despedirme de ella fue una de las cosas mas duras que tuve que hacer en mi vida hasta ahora, y nada mas cerrar la puerta del coche las lagrimas salieron de mis ojos sin control  y lloré sin poder ser consolado, porque la única que podría hacerlo es ELLA. El amor de mi vida.


Nota:

Hola hola!!! Ya estoy otra vez por aquí.

Subo ahora seguido por si alguna vez no puedo hacerlo y me paso de esos dos días jaja.

Ahora ya tenéis la visión de Erik, aiiisss... me da mucha penica.... Pero bueno todo esto luego compensa. :)

Es corto, pero subiré muy pronto el siguiente.

Graciaaaaaaaaaas.

¡¡Nos leemos en el siguiente!!

Muaaaaaakkkksssssss. :) :)


Que Gane el Mejor (2º bilogía Juego) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora