12 "Editado"

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Merida

"Canija" "Canija" "Canija". Esa palabra se repite en mi cabeza como un disco rayado. Un dolor punzante aparece en ella y me separo de Marco cerrando los ojos con fuerza y colocando mis manos en mis sienes. Ahora mismo siento que me va a explotar.

Miles de imágenes se cuelan en mi mente, ahora con mas nitidez que la última vez. Eric entrando en la cafetería en la que trabajo, con movimientos fluidos, con seguridad en cada uno de sus pasos, sin llegar a darse cuenta de lo mucho que llama la atención. Erik regalándome una pulsera, nervioso, sin esa seguridad de la que he hablado antes. Sus labios pegados a los míos en mas de una ocasión. Sus manos acariciando cada centímetro de mi piel, redescubriéndome con cada toque. Su sonrisa, sincera y genuina a veces y canalla y gamberra en otras.

Me siento como si en el mundo en el que vivía se hubiera vuelto mas colorido, como si hubiera mas luz. Todas las piezas que no encajaban en mi cabeza acaban de hacerlo. Los recuerdos llenan mi mente con fuerza, y empiezo a sentirme completa como hace tiempo que no me sentía. Con cada imagen que aparece nueva me voy sintiendo mas viva, encajando todos los huecos que creía que me faltaban en mi vida. Me sentía como si hubiera empezado a ver una película que me encanta y no hubiera visto el final. Necesitaba una conclusión a nuestra historia, porque daba igual cuanto me contaran mis amigas, yo no me acordaba ni sentía nada, pero ahora esos sentimientos y yo nos hemos reencontrado. Tan fuertes que me dan hasta miedo.

Cuando los recuerdos han terminado, vuelvo a abrir los ojos poco a poco, con miedo a que el dolor de cabeza vuelva a surgir. La mirada que me encuentro es de preocupación. Marco tiene sus manos a cada lado de mi cara, mientras con sus dedos pulgares me acaricia las mejillas. Miro sus ojos sin decir nada y me veo reflejada en los de Erik, pero el rostro que yo recuerdo está muy cambiado al de éste.

-¿Estas bien?- me pregunta.

Sigo sin decir ni una palabra, estudiando cada detalle de su cara, que la tengo bastante cerca. ¿Es Marco? ¿Es Erik? ¿Por qué se ha hecho pasar por otro? ¿Por qué me ha mentido? ¿Me cree tan débil para no decirme la verdad?

-Si, estoy bien. Perdona.- me muerdo el labio dudando en si decirle que sé quien es o seguir haciendo como si no pasara nada para ver hasta donde llega su mentira.- Me ha dado un pinchazo en la cabeza.

Me separo de sus manos y voy directamente a la cocina para tomarme un antinflamatorio para el dolor. Pienso, pienso y pienso que hacer a continuación y por qué se ha echo pasar por otra persona. ¿Quería cambiar de vida para olvidarme? ¿Por qué ha echo todo esto?. Un pensamiento cruza mi mente. En la cena de clase estuvo tonteando con una de las alumnas, y delante mío. Unos celos inundan mi cuerpo sin poder hacer nada para pararlos. ¿Se habrá acostado con alguien en todo este tiempo en el que yo no me acordaba de nada? Seguro que si, es un hombre por Dios, se habrá desahogado.

Vuelvo mas enfadada que antes al comedor. Deseando seguirle el juego para ver hasta donde llega con sus mentiras y queriendo saber que ha estado haciendo estos meses que se supone que no ha estado a mi lado.

-Ya estoy.- le digo una vez atravieso la puerta del salón. Le dedico una sonrisa prefabricada, deseando que parezca sincera, ya que me acuerdo que él nunca se las ha creído.

-¿Estas bien?- me vuelve a preguntar arqueando una ceja.

-Si, perfectamente.

-Perdona por haberte be...

-¿De donde eres?.- le corto. Su cara de perplejidad por mi pregunta me dan ganas de reírme.

-De... Caceres.- me dice mientras carraspea.

-Pues tienes nombre italiano.- le digo mientras me siento en el sofá con las piernas cruzadas y estudiando cada gesto y cada cambio en su rostro para saber si duda.

Que Gane el Mejor (2º bilogía Juego) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora