Merida
Mi pulso se acelera por lo cerca que me encuentro de Marco, por el calor de sus manos que atraviesan la fina tela de mi blusa. Mi mirada sube de sus labios a sus ojos y la suya me desarma por completo. Como una polilla atraída por la luz, me acerco un milímetro a su rostro notando como él hace lo mismo, pero sin llegar a tocarnos. Me pongo cada vez mas nerviosa y antes de hacer contacto con él, un fogonazo de luz y de imágenes se vuelven a colar en mi mente provocando que me tense y que mi corazón empiece a latir muy rápido.
El calor de un cuerpo mientras me abraza, un "te quiero" susurrado en el aire pero que no sé de quien es... Noto como me separo de Marco pero no puedo ver su cara. Mis ojos se han quedado opacos y lo único que veo en mi mente son recuerdos sin llegar a ser nítidos del todo. Siento como choca mi espalda contra la pared del pasillo que van a los servicios de la discoteca, y una nueva imagen se cuela en mi mente.
"¿Por qué eres tan cabezona?" oigo en mi cabeza.
No me doy cuenta que he ido resbalando por la pared hasta sentarme en el suelo hasta que los ojos de Marco aparecen en mi campo de visión y vuelvo al aquí y ahora.
-Merida, ¿estas bien?- me pregunta preocupado. Los recuerdos se disipan en cuanto enfoco mi vista en él.
-S-si si- tartamudeo mientras cierro los ojos con fuerza por la migraña que acaba de aparecer en mi cabeza. Me froto las sienes con los dedos intentando recordar algo más, pero me es imposible. Solo el recuerdo de la calidez de un cuerpo y frases susurradas en mi oído son lo único que he podido recuperar. No puedo llegar a recordar quien es el hombre que lo hacia, aunque me haga a una idea, Erik.
-Estas blanca y sudando.- me dice pasando una mano por mi frente como si tomara mi temperatura corporal.
-Lo siento.- le digo mientras me levanto corriendo del suelo sin mirarle y me dirijo al servicio de mujeres.
Otra vez siento un ataque de nervios en mi estomago y eso hace que vomite toda la cena de esta noche. La tensión vuelve a bajarme y me siento mareada y sin fuerzas, con una angustia en mi pecho que me está desgarrando por dentro.
La culpabilidad inunda mi cuerpo por lo que he estado a punto de hacer. Aunque no me acuerde de Erik, siento como si le debiera algo, como si tuviera que guardarle fidelidad hasta que él vuelva y hablemos las cosas como dos personas adultas. Sé que es una tontería, que puede ser que él también esté rehaciendo su vida, y realmente a mí me da igual porque no siento nada por él, pero esa sensación de que le estoy engañando no desaparece.
En cuanto me encuentro mejor, salgo del cubículo del baño y me acerco a una de las varios lavabos que hay en el servicio de mujeres. Apoyo mis manos en el frío mármol con la sensación de que estoy derrotada. Levanto mi mirada y me veo en el gran espejo que tengo enfrente. Mis ojeras están mas pronunciadas que antes de salir de mi piso, mi piel blanca empieza a coger un poco de color conforme van pasando los minutos, y la raya del ojo del maquillaje que me había puesto se ha corrido dejando una mancha emborronada por al rededor de mis parpados. Me lavo la cara, me enjuago la boca y cuando me veo mas presentable y me encuentro con mas fuerza decido salir para irme a mi casa. Creo que la salida de clase ya ha terminado para mí.
Al atravesar la puerta de los baños, veo a Luis y a Marco discutiendo en el pasillo. Cuando notan mi presencia, terminan su conversación y los dos me miran con ojos preocupados. Luis es el primero en hablar.
-¿Te encuentras bien?
-Si, tranquilo. Solo ha sido una bajada de tensión.- miento e intento convencerlo de mi mentira con una fingida sonrisa.
-Como no volvías a la mesa me he preocupado.- mi mirada viaja hasta Marco, que mira nuestra conversación desde una distancia prudente.
-Estoy bien, pero me voy ya a casa.- le aviso.
ESTÁS LEYENDO
Que Gane el Mejor (2º bilogía Juego) COMPLETA
RomancePortada realizada por eewriter. ¡¡Gracias!! Merida pierde la memoria por culpa de un terrible accidente. Erik se vuelve loco porque ella no le recuerda. Merida vuelve a opositar. Erik vuelve a enarmorarla.