21 "Editado"

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Merida

¡¡Erik!! ¡¡Erik!! ¡¡Erik!!  Su nombre se repite en mi cabeza como una alarma intermitente cuando los labios de Alberto hacen contacto con los míos. Son suaves, cálidos... pero algo dentro de mí me dice que no son los labios que quiero besar.

Abro mi boca como acto reflejo y Alberto lo toma como una invitación para introducir su lengua. Se encuentra con la mía y cuando su sabor me llena me dejo llevar. Me besa con ganas y yo lo permito, porque después de todo lo que he pasado, esto me sienta muy bien. Su lengua acaricia la mía y juega con ella haciendo que el beso se vuelva mas hambriento. Sus manos, que estaban colocadas en mis caderas, se mueven para abrazarme, abarcando casi toda mi espalda, y yo coloco las mías en sus hombros. 

Cierro los ojos para permitirme sentir todas las sensaciones nuevas que ahora mismo se están produciendo en mi cuerpo por el simple echo de su tacto. Pero en cuanto oímos la puerta del bar me separo de él corriendo por el miedo de que sean mis amigas y nos puedan descubrir, y acertando, son Maria y Cloe las que salen.

La mirada que me echa Cloe no se me pasa desapercibida. Veo en sus ojos que sabe lo que hemos echo y me lo está recriminando. Maria en cambio sale feliz y borracha sin darse cuenta de nada.

-¿Y Vega?- le pregunta esta última un poco alto a Alberto, como si estuviera en la otra esquina de la calle y no a dos pasos.

-La he acompañado hasta el taxi.

-¿Vivita y coleando?- y su tono de voz sigue siendo alto.

-Si.

-Que rápidos habéis sido en echar un polvo.- le suelta mientras rebusca algo en su bolso. Yo abro los ojos como platos al oír esa última frase pero Alberto suelta una carcajada. Menos mal que no se toma en serio a mi amiga.

-No hemos hecho nada.- y le habla como si fuera un niño al que hay que explicarle las cosas dos veces para que lo entienda. Maria lo mira de arriba a abajo con cara de no comprender nada y por fin suelta:

-Pues vaya mierdecilla estas echa. La tenias en el bote.- y se gira para acercarse a un grupo y pedirles mechero.

-No le hagas ni caso.- le digo a Alberto para que le quite hierro al asunto.

-Lo sé. De ella me lo tomo todo a broma.- me dice mirándome a los ojos mientras me dedica una bonita sonrisa, que no puedo evitar devolvérsela, y me acaricia el brazo de arriba a abajo. Un carraspeo de Cloe hace que deje de mirarle.

-Nosotras nos vamos ya Meri, ¿te vienes?- y sé que es mas una orden que una pregunta de libre elección.

-Si, si, claro.- le digo yo un poco cortada.- Me alegro de verte Alberto. Ya nos veremos.- y le doy dos besos en las mejillas sintiéndome en ese momento un poco violenta por lo que acaba de pasar. 

-Buenas noches chicas.- se despide él con educación y antes de volver a meterse en el local me echa una ultima mirada con una sonrisa.

-¿Compartes taxi Cloe?- le pregunta María que le está dando las últimas caladas a su cigarrillo. 

-No, cógelo tu. Pedro viene a por mi.

-Muy bien. Hasta mañana chicas.- nos da dos besos a cada una y se mete en el primer taxi que aparece.

Cuando nos quedamos Cloe y yo a solas se instala un silencio doloroso entre nosotras. Nunca habíamos estado las dos juntas y sin saber que decirnos la una a la otra. Sé que su mente trabaja a mil por hora para saber como empezar la conversación pendiente y yo pienso en todas las excusas que le podré dar.

Caminamos con dirección a mi casa y busco en mi cabeza un tema de conversación que sacar, pero me da miedo abrir la boca porque sé que lo que salga de la suya va a ser una reprimenda. Y Cloe enfadada no me gusta.

Que Gane el Mejor (2º bilogía Juego) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora