21

228 24 5
                                    

Me sentía destrozado.

Era la primera vez en mucho tiempo que me permitía a mí mismo ilusionarme y pensar que las cosas irían bien, pero había vuelto a caer sin ningún control en la cruda y aplastante realidad.

Mi madre había insistido en quedarse conmigo aquella noche, pero ella tenía que trabajar al día siguiente y si observaba el insomnio que padecía últimamente, se preocuparía por mí, y no quería eso, así que la alenté para que pudiera descansar en casa de mis tíos, como de costumbre.

Sabía bien que ésta había vuelto a tener contacto con mi padre, y tampoco quería que el hombre volviera a presentarse por el lugar, y si mi madre dormía conmigo, aumentaban las posibilidades de que ésto sucediera.

Caminé, hasta posarme contra la ventana y mirar las estrellas que parecía que esa noche no brillaban tanto como días atrás.

Agaché la cabeza ante el vacío interior que experimentaba, y sabía bien que no era por saber que mi enfermedad aún estaba ahí, pues ya me había acostumbrado a sentir que me devoraba por dentro sin piedad alguna.

En verdad me sentía idiota por no dejar de pensar en el castaño mientras mi vida se derrumbaba a mi alrededor y no podía escapar de la avalancha que se aproximaba directa hacia mí.

Suspiré, tragando saliva y con la mirada perdida en el cristal de en frente. Recordé la noche de los truenos, la noche en la que fui aún más consciente de lo que comenzaba a sentir por Jungkook, y mi estómago se retorció ante la imagen mental.

Di media vuelta, intentando disipar aquello de mi cabeza. No necesitaba rememorar que el castaño se olvidaría de mí pronto. Que no vendría.

Sabía que aquello ocurriría, pero cuando había hablado con él, en verdad había logrado esperanzarme con sus palabras, creí en él.

Puto ingenuo.

Casi sin querer, cuando fui consciente de mis acciones nuevamente, me encontré junto a la puerta que daba a la habitación donde Yoongi descansaba plácidamente.

Entré y, sin mucha demora, me arrodillé junto a su cama, apoyando la cabeza en el pecho del de cabellos cenizas y dejando salir todo lo que guardaba en mi interior.

—Y-Yoongi... —Sollocé, mientras mojaba las sábanas que cubrían su cuerpo. —Todo es una mierda. —Dije, dolido, sintiendo como todo dentro de mí se revolvía ante el cúmulo de sentimientos que se arremolinaban una y otra vez, sin descanso alguno. —N-no me he curado, la leucemia ha vuelto. —Las lágrimas salían descontroladamente de mis orbes, cada vez con más intensidad, provocando que fuera más difícil entablar palabras. —Y, Jungkookie no quiere saber nada de mi, Yoongi. —Apreté con fuerza los puños, conteniendo la impotencia de alguna manera. —Estoy solo otra vez, n-nunca podré ser feliz. —Limpié las lágrimas con descuido, irritando mis ojos un poco más. —N-necesito un abrazo. —Sollocé nuevamente.

De repente, una pequeña mano, acarició mi espalda con ternura, mi respiración se paró unos segundos al echar la vista atrás y darme cuenta de cuál era la pálida extremidad que me sostenía.

Miré a la cara del muchacho, el cual había alzado la cabeza y me miraba sonriente, me perdí en sus ojos hasta poder reaccionar.

—Ansié tanto esto, Taehyung. —Abrí mucho los ojos ante la mención, y las lágrimas que antes salían de dolor, de sufrimiento, se interrumpieron por otras muy distintas, que expresaban la necesidad que sentía de abrazar al contrario hasta que el mundo acabara, pues había soñado demasiado con ese momento, y se sentía irreal.

Seokjin, que, hasta ese entonces, había estado parado junto a la puerta, algo pasmado por la imagen que experimentaban sus ojos, no pudo reaccionar. Lo último que el MIR se esperaba era que, tras seguir a Taehyung para consolarle, Yoongi sería capaz de despertar.

Brújula Invisible💭 [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora