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—No puedes decirme eso y quedarte como si nada, necesito saber qué pasa, ya no podré pensar en otra cosa en todo el día y quería estar al cien por cien para visitar a Yoongi. —Mascullé, aparentemente molesto con el moreno que se encontraba frente a mí.

—Soy un mandado, Taehyung. No puedo hacer nada, hasta que tu madre no venga y hable con la doctora, no se te puede comunicar ningún tipo de información. —Comentó Seokjin, intentando tranquilizarme.

—El puto enfermo soy yo y parece que soy el último mono de este jodido circo. —Golpeé la pared y caminé, sin importar el dolor de mi espalda, ignorando por completo los gritos del muchacho que me indicaban que volviera al lugar.

Anduve sin rumbo, observando con curiosidad a la gente que se encontraba a mi alrededor, hasta que una voz familiar hizo que saliera de mis pensamientos.

—Muchacho, ¿qué te ocurre? No luces bien. —El Señor Minho se acercó lo más rápido que sus ancianas y desgastadas piernas le permitían hacia mí. Haciendo que sonriera instantáneamente, con el simple hecho de verle a mi lado.

—Nada, sólo que los médicos me hartan. —Bufé, conteniendo la ira, hasta que, el hombre posó su mano en la mía, que se encontraba empuñada, provocando que la tensión desapareciera de ésta. —¿Qué haces aquí? —Dije al percatarme de que aquella no era su planta.

—Vengo de pasar un rato con mi nieto. —Un atisbo de ilusión recorrió su mirada, en verdad el familiar de aquel hombre debía ser tan increíble como él, y era muy afortunado de tener un abuelo como el Señor Minho. 

—Ah... De seguro te lo pasas mejor conmigo. —El anciano rió. 

—Tú ya eres como un nieto más para mí, chico. —Acarició mi cabeza por segundos, haciendo que me inundase de ternura.

—¡Qué cursi! Cuidado que lloro. —Dije, intentando aguantar la risa mientras me hacía cosquillas, desviando mis pensamientos al muchacho que nos veía a lo lejos sonriente. —¿Jungkook? 

El anciano paró de hacerme reír, para observar al chico que se encontraba a metros nuestra. Rascando su nuca.

—¿Quién es? —Añadió, confundiéndome escasos segundos.

—Jungkook, ¿no lo recuerdas? Estuvo con nosotros el otro día. —Mascullé, observándole con atención.

—Oh, sí... Después de tu sesión, ¿no?

—Antes. —Arqueé mis cejas, estudiando su expresión un tanto perdida, hasta que una voz sonó acercándose hacia nosotros.

—Hola. —Saludó el castaño, quedando al lado nuestra.

—Hey Jungkook. —Me dediqué a decir, aún mirando al hombre que estaba a escasos centímetros de mí, que se encontraba estático en su lugar. —Señor Minho, pasaré a visitarle luego, ¿de acuerdo? —Añadí antes de que éste reaccionara y asintiera calurosamente.

—Estaré encantado de recibirte. —Reí, observando cómo se alejaba del lugar.

—Te estaba buscando, tu madre está en la habitación, me pidió que te encontrara y te dijera que tenía que hablar contigo, sobre algo importante. —Chasqueé la lengua, había olvidado la reunión que habían tenido minutos atrás.

—Gracias. —Murmuré antes de avanzar rápidamente hacia el cuarto, dejando atrás al castañito que no tardé en perder de vista.

Al llegar a mi destino, me acerqué a mi madre, entrando ruidosamente para que notara mi presencia, tardó escasos segundos en abrazarme.

—Cariño... —Correspondí, aspirando el dulce aroma que desprendía su perfume, siendo plenamente feliz por saber que había vuelto sana y salva, y estaba allí, conmigo. —Siento de verdad no haber podido venir antes.

Brújula Invisible💭 [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora