30

206 22 2
                                    

Habían pasado días desde aquello, pero todo se sentía igual.

Estaba harto de que los médicos me tratasen como si de un momento a otro me fuese a romper.

Las pruebas no cesaron, seguía sin ser compatible a ninguno de los donantes, y no podía hacer otra cosa que esperar, aquello me estaba matando.

Yoongi había empezado un trabajo como productor, y no podía estar más orgulloso de él, aunque eso significara que no le vería tan a menudo, tenía claro que era su sueño, y me sentía genial por ello.

Seokjin también cuidaba sus palabras demasiado cuando estaba conmigo. Alejarse de su novio tampoco era algo placentero para él, y se notaba cuando pasábamos tiempo juntos. Aunque su sonrisa no se borraba de sus labios, y aquello siempre me hacía un poco más feliz.

Recibí una llamada de mi madre, pero ni siquiera me atreví a responderla. Supongo que aún no estoy listo para afrontar esa situación, no puedo permitirme derrumbarme de nuevo, esta vez no.

Caminé por los pasillos aquella fría mañana, la gente pasaba a mi alrededor con prisa, algunos eran pacientes, otros personal sanitario y otros simplemente visitas que estaban demasiado perdidas.

Y, como siempre, fui a parar al mismo lugar.

Acaricié la puerta de la habitación donde solía estar el pelirrojo. Mi mente rememorando las sonrisas que me propiciaba cuando era yo quien iba a buscarle, mientras se hacía de rogar, obligándome a que le elogiara o algo por el estilo para que pasáramos un rato juntos, ese rato convirtiéndose en el día entero contando chistes o peleándonos, pero pasándolo genial.

—De nuevo aquí, ¿eh? —Asentí, mientras suspiraba, reconociendo al instante aquella voz.

—Hola Doctor Jungwoo. —Le afronté, esbozando una pequeña sonrisa.

—Siento no haber podido hacer nada por tu amigo. —Negué con la cabeza, recibiendo una palmada en el hombro de su parte.

—Gajes del oficio. Tú no tienes la culpa. Ese mocoso no se dejaba salvar por nadie, quería ser él el protagonista de todo. —Susurré, mordiendo mi labio, pensando a la vez en las veces que el muchacho me había repetido que estaba perfectamente y pronto se iría a casa. Aunque mis palabras no sonaban con desdén, pues estaban dichas con todo el aprecio que tenía hacia Baekhyun. Él sí que era un ejemplo a seguir.

—A veces es duro admitir las condiciones propias. No somos invencibles, y cuesta experimentarlo en tus carnes. —El joven doctor miraba hacia la cama vacía, que aún no había sido ocupada por nadie.

—Pero siempre hay una salida. —Dije, antes de reincorporarme y caminar cuando un recuerdo me azotó. —Nos vemos doctor, no te desesperes, eres un novato todavía, pero estoy seguro de que tu siguiente operación irá genial. —Guiñé el ojo al ver cómo se ruborizaba y asentía, reprimiendo a sus comisuras, que estaban por alzarse haciendo que sonriera.

Fui directo hacia la parte sur del hospital, hasta dar con mi destino.

Entré a la habitación 118, donde solía dormir Yoongi cuando estaba en el hospital, encontrándome con la chica del otro día, que estaba leyendo sin percatarse de mi presencia.

—Hey Jennie. —Alcé la voz para que me escuchara, y dio un brinco al verme. Peinando su pelo rápidamente y recolocándose en la cama.

—H-hola. —Sonrió. —L-lo siento, no recuerdo tu nombre... —Negué con la cabeza para quitarle importancia.

—Taehyung. —Avancé hasta quedar sentado en el sofá junto a la cama. —¿Qué lees?

Ella extendió el libro hacia mí, para que pudiera ver la portada. 

Brújula Invisible💭 [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora