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—¿Qué tal va mi imbécil preferido? —Me acerqué lentamente, observando el parche en la cabeza del mayor. Se le notaba cansado, desde que había despertado había estado acudiendo a diferentes pruebas cada día.

—Ahora que vienes mucho mejor. —Lancé un trozo del bizcocho que me había ofrecido su abuelo esa misma mañana para desayunar. —Oh, tan generoso, parece que me quieran matar de hambre en este hospital. —Masculló antes de dar un gran mordisco a éste, embadurnando su rostro completamente de chocolate, provocando que mis carcajadas se abrieran paso en la habitación.

—Pareces un crío. —Añadí antes de limpiar los restos de la cara de Yoongi. 

—Jamás te quitaré tu puesto, tranquilo. —Le solté una colleja en la nuca antes de que pudiera reaccionar. Seokjin irrumpiendo en la habitación sin previo aviso (como de costumbre) y apartando mi mano del cuerpo del contrario.

—No le trates así, aún está débil. —El moreno me miró de forma recriminatoria, yo suspirando ante su comportamiento, yo siempre había sido su paciente especial, pero sus ojos no brillaban de la misma manera cuando me miraba a mí que cuando se topaba con el de cabellos nevados.

—Seokjin, desperté hace dos semanas, estoy mucho mejor. —Le sonrió, un atisbo de ilusión corriendo entre ellos, dejándome totalmente desconcertado ante la imagen que presenciaba ante mí.

—Cambiando de tema... ¿Jungkook no se ha pasado por aquí aún? Me prometió que... —Tragué saliva con brusquedad, frenando el tema que el mayor de todos intentaba entablar.

—No. No lo ha hecho. —Su rostro palideciendo al instante de haberme escuchado. 

—Bueno, no te preocupes, seguro que... —Negué con la cabeza, riendo con un sarcasmo denotante en mi tono.

—No va a venir, hyung. —Yoongi agachó la cabeza, sabía sobre el muchacho por lo que le había contado Taehyung, y la ilusión con la que hablaba el rubio del chico mientras éste estaba durmiendo, no era nada en comparación con la desolación que ahora empañaba sus palabras cuando hablaba de Jungkook.

—¿Y Jimin? —Reí aún más fuerte. Haciendo que ambos se desconcertaran. Seokjin intentaba arreglar las cosas pero lograba justo el efecto contrario, y se sentía cada vez más impotente.

—Jin. —Sonreí, plenamente calmado. —Yo tampoco querría desperdiciar mis días en libertad, después de haber sido dado de alta, visitando a un chico que no se sabe siquiera si se podrá recuperar. Tienen cosas mejores que hacer, y no les culpo, nunca pensé que alguien me fuera a elegir como primera opción de todas formas. —Mis comisuras dolían de forzar una expresión feliz, Yoongi me estrechó entre sus brazos, despeinando el pelo que ya había crecido nuevamente por completo. 

—Ese chico te ama, Taehyung. Y ese sentimiento no se desvanece de un día a otro, lo sé por todo lo que me compartiste en su momento. Algo ha debido de pasar. —Seokjin también se acercó a nosotros, acariciando mi brazo, aportándome confianza.

—Él tiene razón, Taehyungie. Jungkookie te quiere mucho. —Mi garganta comenzaba a secarse, dolía. Mis lágrimas luchaban por salir y yo las retenía lo máximo que podía, sin saber cuánto podría aguantar aquella sensación martirizante.

—Si me quisiera estaría aquí conmigo, y no sentiría este vacío. —Escondí la cabeza en el hombro de Yoongi. Sintiendo los escalofríos golpear contra mi piel. Y el aliento del moreno cerrarse contra mí cuando me abrazó a modo cariñoso.

—Juro que lo voy a matar. —Murmuró Seokjin, empuñando ambas manos, habló tan bajo que tan sólo el otro muchacho pudo escuchar, pues yo me encontraba llorando desconsoladamente sobre éste y tan sólo alcanzaba a oír mis propios pensamientos. —¿Qué ha pasado con el león que llegó al hospital y no le temía a nada? —Habló con melancolía, recordando el fuerte temperamento que caracterizaba a Taehyung, sintiéndose horriblemente dolido por rememorar cómo éste sonreía cada vez que Jungkook estaba a su lado, o cómo bromeaban entre ellos.

Brújula Invisible💭 [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora